El pasado viernes comenzó en Bruselas el juicio de los 23 sospechosos acusados de pertenecer a una red de tráfico de estupefacientes que introducían droga en Bélgica ocultándola en envíos de frutas y verduras.
Este tráfico se llevó a cabo durante seis años, según informa Le Télégramme, y la investigación se ha realizado conjuntamente entre la policía judicial federal de Hal-Vilvorde y Courtrai, la aduana del aeropuerto de Zaventem, los jueces de instrucción de Bruselas y Courtrai, así como los fiscales de Hal-Vilvorde y Flandes Occidental.
La cocaína, procedente de Sudamérica, llegaba a los puertos de Amberes y El Havre y al aeropuerto de Zaventem, estaba escondida en frutas y verduras exóticas en manos de una empresa a la que los traficantes compraban el servicio.
Supuestamente, el jefe de esta empresa había establecido él mismo varias líneas de tránsito en beneficio de organizaciones criminales en Courtrai y en los Países Bajos, llegando incluso a movilizar a algunos de sus empleados, según la fiscalía de Hal-Vilvorde.
Otras rutas pasaban por Marruecos, España y Turquía, dijo la misma fuente, añadiendo que una vez en Bélgica, las drogas se enviaban a Alemania, Dinamarca, los Países Bajos y el Reino Unido.
El 2 y el 10 de julio de 2019 se produjeron una serie de detenciones en Francia, Croacia, los Países Bajos y España en relación con esta investigación.
Fuente: bladi.es