Pese a que Marruecos siempre se ha considerado desde el sector agrícola español como un competidor, en los últimos años cada vez más empresarios españoles de este sector se instalan en el país africano. Según el Instituto Español de Comercio Exterior, del total de empresas españolas registradas en Marruecos, más del 10% del total –en concreto 37– son del sector agrícola, incluyendo productoras de hortalizas y frutas, empresas de riego, de fertilizantes, de semillas y plantones o de maquinaria.
Las ventajas que ofrece Marruecos a un inversor español son evidentes: suelo más asequible (aunque es en régimen de alquiler: los extranjeros no pueden comprarlo), mano de obra mucho más barata (el coste es incluso diez veces menor que en España), clima benigno, buenas comunicaciones y acuerdos comerciales con numerosos países del mundo.
Aunque estas empresas se consideran españolas por la nacionalidad del titular y el origen de la inversión inicial, la producción computa como marroquí en los mercados de exportación (Europa, Rusia, Estados Unidos, China...), razón por la cual su actividad es discreta y suelen huir del foco mediático, ya que no quieren ser acusadas de "deslocalizar" el negocio agrícola hacia el tercer mundo.
Las compañías agrícolas españolas se concentran en la región del Gharb, una fértil llanura entre Tánger y Rabat, y sobre todo el valle del Souss, con capital en Agadir, que algunos ya llaman "El Ejido marroquí" por la pujanza de su sector hortofrutícola.
Allí las empresas españolas cultivan hortalizas y fresas, principalmente, que se venden con frecuencia bajo marcas españolas, aunque en el etiquetado la norma europea exige que aparezca el origen marroquí, lo que se cumple muchas veces con letra pequeña.
Matrices españolas
No son pocas las empresas que abrieron una antena en Marruecos y luego fue esta antena marroquí la que fue creciendo y convirtiéndose en la principal, aunque la matriz, empequeñecida, siga estando en España. La razón, como explica un empresario del sector, es que en caso de problemas jurídicos o de simples impagos, la legislación europea protege mejor al inversor.
Fuente: agrodiario.com