El balance de la campaña de patatas en Castilla y León, que está en su recta final, es de “más sombras que luces”, según Marco Martín, presidente de la Asociación de Operadores de Patata en Origen de Castilla y León (Asopocyl). Las variedades de lavado han salido bien esta temporada, pero las de saco lo han hecho “a trompicones”. Todo ello a pesar de que ha habido poca producción, pero mucha calidad, indica.
En la comunidad autónoma apenas queda producto por arrancar, y el que queda tiene malas perspectivas de comercialización. Hay producto por sacar en Segovia y también queda en los almacenes. Sin embargo, lo que aún está en la tierra son variedades para saco, que ahora mismo carecen de mercado, señala Martín. Con la restauración cerrada no hay quien se interese por ese tubérculo. “No hay sitio específico en el que vender”, reseña Martín.
En cuanto a los precios, “los del producto para saco han sido muy bajos y los de la patata de lavado tampoco han sido satisfactorios. Si no hubiera habido pandemia estaríamos hablando de precios muy buenos”, lamenta el presidente de Asopocyl.
Ante este final de campaña, influenciado por las consecuencias de la crisis sanitaria, y la incertidumbre de cómo se desarrollará la futura temporada, el presidente de la Asociación de Productores de Patata de Castilla y León (Appacyl), Eduardo Arroyo, aboga en la próxima campaña por “reducir las siembras y analizar qué patatas sembrar. La Fábula, por ejemplo, este año no la quiere nadie”.
Según resalta Arroyo, el final de campaña ha hecho “mucho daño” al patatero de Castilla y León, y reclama a la interprofesional “que se ponga manos a la obra para vendernos mejor”.
La campaña comenzó con precios aceptables, que en julio eran de entre 20 y 22 céntimos. En agosto, la falta de consumo del canal horeca hizo que los del lavado bajaran a entre 17 y 18 céntimos, que eran “aceptables”. En septiembre la patata de la región ya no lavaba y llegó con adelanto la de Francia, puntualiza Arroyo. La interprofesional, formada solo “de cara a la galería” no ha hecho nada para solucionar esto: a los lineales iba lo que suministraban los embolsadores, que solo compraban la patata francesa. Octubre ha sido ya “un desastre, con precios hundidos y el mercado también hundido”, explica.
Fuente: campocyl.es