El Programa de Mejoramiento Genético del Cerezo INIA-Biofrutales está cada vez más cerca de conseguir las primeras variedades de cerezas desarrolladas 100% en Chile. Los resultados de la investigación, iniciada en 2010, fueron presentados al Ministro de Agricultura Antonio Walker, y a autoridades regionales de CORFO, Agricultura y Economía.
En estos momentos el programa cuenta con 16 selecciones candidatas a convertirse en nuevas variedades, destacando en especial la Selección 21, una variedad bicolor, tipología Rainier pero más firme, con buena postcosecha y menor requerimiento de frío, lo que permitiría su producción en zonas tan al norte como Valparaíso e incluso Coquimbo, y con la oportunidad de abrir y fortalecer la oferta de este grupo varietal en el mercado de China.
“El INIA junto a Biofrutales se encuentra trabajando en este proyecto de mejoramiento genético de cerezos, estamos en más de la mitad del camino para la obtención de una nueva variedad y esperamos que en el próximo lustro tengamos una primera variedad chilena de cerezas”, señaló Gamalier Lemus, especialista en fruticultura de INIA Rayentué y director del Programa de Mejoramiento Genético del Cerezo.
Por su parte, Rodrigo Cruzat, gerente de Biofrutales, ahondó en la importancia de continuar con este trabajo, dado que solo 6 variedades en la actualidad representan casi el 90% de la oferta chilena exportable de cerezas, “y con el nivel de desarrollo que tiene hoy en día la industria frutícola en general, y de la cereza en particular, no es posible que estemos esperando a que una genética o una tecnología desarrollada en otro país se adapte a nuestras condiciones”, afirmó. “Tenemos que hacernos cargo de nuestros desafíos y entre esos está la genética, y por eso surge esta relación asociativa que es absolutamente necesaria, con una convicción de trabajar para el mañana de la industria frutícola”.
En ese sentido, el presidente de Fedefruta, Jorge Valenzuela, destacó la importancia de tener una variedad chilena de cereza que abra nuevas zonas productivas y ventanas de envío tempranas a China con una oferta sostenible. “Esta potencial variedad puede dar la posibilidad de plantar esta especie en regiones más al norte de las tradicionales, partir antes con la exportación de cerezas, y extender los períodos de cosecha, descomprimiendo las 8 o 10 semanas en que la zona central está trabajando el fuerte de las cosechas”, explicó.
El trabajo de INIA con Biofrutales ya ha dado resultados tangibles para el desarrollo, propagación, producción y comercialización de variedades de fruta chilena, con el caso insigne de la uva Maylén, la cual se exporta a mercados como China, Reino Unido, Norteamérica y Medio Oriente.
Fuente: fedefruta.cl