La asamblea de la PMA de la semana pasada trató sobre poner las estrategias de análisis de causas fundamentales en las manos del sector hortofrutícola cuando se trata de investigar y, en última instancia, prevenir, sucesos como retiradas masivas de productos.
La asamblea estuvo moderada por Trevor Suslow, consultor de seguridad hortofrutícola de la PMA y especialista de investigación de extensión emérito de la UC Davis, quien habló del planteamiento que hay que tomar cuando se presenta un problema de enfermedad transmitida por los alimentos. "Se empieza por definir los problemas, las cuestiones e identificar los factores relacionados con cada una de ellas", dijo. "Yo siempre empiezo por preguntarme qué ha cambiado esta vez. Llevas años haciendo lo mismo. A veces apunta a algo muy diferente".
Según Suslow, esto ayuda a generar una hipótesis potencial. "Una vez tienes ese control claro del problema, pones unos tiempos y seleccionas las herramientas que parezcan adecuadas; raramente es adecuado un único enfoque", explicó. "Se recopilan los datos y se buscan conexiones". Dijo también que las competencias personales entran en juego haciendo preguntas a las personas adecuadas. "Esto no se suele tratar cuando se enseña el análisis de las causas fundamentales; la diferencia la marca una gran confianza".
El doctor Kurt Nolte, experto en seguridad hortofrutícola en la FDA, añadió que existen varias herramientas para investigar situaciones. Los productores pueden aprender de muchas de ellas y, posiblemente, adoptarlas.
La prevención es lo primero
Dicho esto, hay que empezar por la prevención. "Nosotros, como agencia, nos tomamos muy en serio los brotes y, como resultado, intentamos mejorar y prepararnos para el siguiente", señaló Nolte, que puso como ejemplo los últimos brotes de E. coli en lechuga romana en marzo de 2018 en Arizona, en noviembre de 2018 en Santa María, en noviembre de 2019 en Salinas y de nuevo en Salinas en 2020.
Antes incluso de presentarse en el lugar del brote, la aproximación al problema comienza por exponerlo, según Nolte. "Tratamos en suma profundidad cómo, por qué y dónde vamos a actuar y a sopesar los presupuestos, los horarios de la gente, el compromiso con el que contamos, qué tipo de actividades vamos a hacer. ¿Vamos a pasar varios meses en el campo? ¿O unos días? ¿Qué limitaciones vamos a encontrarnos? ¿Vamos a entrar en la propiedad de alguien?", comenta Nolte, que añade que estas son cosas que los productores deberían plantearse a la hora de hacer sus investigaciones.
A partir de ahí, el equipo también determina los parámetros del problema: qué es, cuál es el alcance y qué va a hacer el equipo. Esto, a su vez, se traduce en una tarea. "Antes de pisar el terreno, sabemos exactamente qué vamos a hacer", afirma Nolte. "Desarrollar un plan es sumamente valioso para nosotros en el campo. No necesariamente pensamos sobre la marcha si tenemos una buena planificación".
Numerosas herramientas que emplear
Después, en el campo, se podrían usar varias herramientas, como cuestionarios para los empleados. "Es algo más que tomar muestras ambientales", asegura Nolte. "Se trata de recopilar datos científicos, pero también de evaluar los factores contribuyentes, como conocer la actividad agrícola, el proceso, etcétera. Tratamos de comprender todos los procesos".
La doctora Michelle Danyluk, de la Universidad de Florida, también analizó el proceso de seguimiento de los patógenos y describió qué consideraciones deberían tener en cuenta los productores si quieren seguir este paso.
"Has pensado en todas las posibles vías de contaminación y, en este ejemplo, digamos que has decidido que las enmiendas del suelo podrían haber sido la causa potencial de contaminación. ¿Qué ocurre a continuación? ¿Cómo las buscas y determinas si son un problema?", planteó Danyluk.
Seguramente, sea necesario tomar muestras de suelo. "Pero hay consideraciones sobre de qué tomar muestras y cuáles son los métodos", continuó. Al fin y al cabo, hay variables significativas que pueden afectar a los resultados, como en qué punto del montón de estiércol tomas la muestra o en qué momento lo haces. "Además, ¿cómo afecta la temporada o la edad de esos montones? Eso va a producir diferencias en tus resultados", subrayó.
Otras consideraciones
También hay que considerar los métodos, así como el tipo de patógenos. "Es más difícil tomar muestras de E. coli que de Salmonella de diferentes entornos", señaló Danyluk. A modo de ejemplo, citó un estudio de 13 explotaciones distintas de Texas, Alabama, Georgia y Florida. En total, se tomaron 490 muestras de 70 montones. "Tan solo el 7 por ciento de las muestras dieron positivo a Salmonella. Extrajimos muchas muestras y eso habla de la necesidad de tomar varias muestras para demostrar si está pasando algo", dijo.
Danyluk habló también de que los productores tienen que considerar el volumen de esta investigación del que les gustaría encargarse. "Tenemos que pensar en nuestra explotación y en si estamos cómodos haciendo esto o si nos gustaría buscar otros recursos en el estado que nos ayuden, porque hay muchos matices a la hora de tomar muestras", advirtió.
Por último, Suslow, citando un ejemplo sobre coles de Bruselas y E. coli, explicó que una posterior investigación apuntó a varios factores que intervinieron en el problema. Entre ellos, la cría de animales cerca del almacén de los equipos de cosecha, así como errores en la limpieza y desinfección de una máquina clasificadora dentro de la finca.
Si bien la investigación, claramente, fue clave para resolver el problema, más importante fue el trabajo previo, aseguró Suslow. "Si no se hubiesen comprometido a un programa avanzado de control antes de la temporada, nunca lo habrían descubierto", destacó. "Se trata de desarrollar enfoques prácticos diarios en torno a lo que vas a hacer".
La asamblea virtual de la PMA de esta semana abordará las principales tendencias de talento, cómo tienen que adaptarse las empresas y cómo eso afecta a la forma en que el sector encuentra y conserva el talento.