"El mercado de la zanahoria está apagado", dice Paul van der Linde, de la empresa holandesa homónima. El comerciante ya no ve con positividad lo que queda de temporada. "Ya se acerca la Semana Santa, que es cuando deberíamos estar muy ajetreados, pero ahora no se mueve nada, y en realidad, lleva siendo así durante toda la temporada".
Según Paul, las ventas poco fluidas se deben al cierre del sector horeca en Europa. "Este canal absorbe tradicionalmente muchos volúmenes de zanahorias, parte de las cuales ahora se está desperdiciando. Además, tanto en Países Bajos y Bélgica como en Alemania hay menos disponibilidad de zanahorias esta temporada, pero el problema es que la demanda no termina de despegar. Solo el mes pasado, cuando hubo heladas, las ventas aumentaron durante una semana, pero ese pico se produjo motivado más por las expectativas que por la demanda real".
“En los últimos años, a veces aumentaba la demanda de los países de Europa del Este como resultado de una mala cosecha por el calor y la sequía en esas regiones, pero incluso allí la demanda está siendo escasa este año. Los precios, en bajada desde hace semanas, son un claro indicador de esta situación. Queda muchísimo producto en los almacenes frigoríficos. Incluso los volúmenes que se compraron especulativamente en la semana que hubo temperaturas bajo cero, siguen estando aquí".
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