La nueva campaña de la patata comenzó hace quince días para Pomleg, con sede en el MIN de Rungis. "Empezamos justo antes de Semana Santa; va bastante bien. Este año observamos un mayor interés quizás por la pandemia y con ella el confinamiento, lo que nos ha dado una especie de 'ayuda'. Con el cierre de los restaurantes, la gente cocina más en casa, por lo que los productos frescos en general siguen teniendo mucho protagonismo. Las apariciones diarias en televisión de grandes chefs también han permitido a la gente hacer cosas sencillas y buenas con productos que pueden encontrar en su propio jardín", afirma Frédéric Champion. 
Frédéric Champion
Precios elevados
Desde Noirmoutier o la isla de Ré, la patata temprana muestra actualmente precios muy elevados. "Las patatas nuevas son muy caras en esta época del año, pero a pesar de todo, este año hay más salidas que otros años. Tal vez sea porque la Semana Santa se adelantó, y luego el Ramadán también entra en juego. Sea lo que sea, el estado de las ventas lo confirma".
Patatas de importación 
Aunque la empresa suele completar su oferta con patatas importadas, este año la importación se adelanta. "Estamos especialmente adelantados en cuanto a las patatas importadas. Las patatas de conservación francesas están llegando al final de su ciclo de almacenamiento mucho antes que el año pasado, e incluso que otros años, cuando todavía podíamos comercializarlas mediante el uso de cámaras frigoríficas. Las patatas almacenadas actualmente en los frigoríficos se estropean. Los productos no son inadecuados para el consumo, pero no son comercializables porque hay demasiados tubérculos estropeados al salir de la cámara. Esta situación nos obliga a reducir las líneas de venta de productos locales y a recurrir a las importaciones, y en ese momento el único país susceptible de suministrarnos es Israel. Pero nos permite tener magníficas patatas nuevas para la mayor satisfacción de los consumidores".
A la derecha: patatas nuevas originarias de Israel
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Frédéric Champion
Pomleg
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