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La formación de una cooperativa salvó a los productores de banana de Carnarvon

Hace casi dos décadas, los productores de bananas de Australia Occidental enfrentaban muchos problemas a la hora de encontrar un mercado para su fruta, lo que les llevó a una solución innovadora para la época: formar una cooperativa para vender y comercializar la fruta. Desde entonces el negocio funciona de esa forma.

Doriana Mangili, directora comercial de Sweeter Banana Co-Operative, explicó en el Australian Banana Industry Congress, celebrado en Cairns, que tuvieron que cambiar su forma de pensar para sobrevivir a la competencia del sector de Queensland en la costa este.

"No hace falta ser grande para innovar, pero se pueden hacer cosas increíbles cuando se trabaja en equipo", dijo. "Tanto si se trata de I+D como de marketing, hay muchos beneficios en el trabajo conjunto. Nuestra agua es muy cara, pues sale del suelo. El tamaño medio de nuestras explotaciones es de unas cuatro hectáreas y en nuestra cooperativa tenemos unas 73. Lo que hemos aprendido es que las deficiencias del mercado impulsan la innovación; si estás en camino a la bancarrota, esa es la mayor motivación para hacer un cambio. Hemos aprendido a centrarnos en lo que podemos controlar. No podemos controlar los volúmenes de Queensland, solo podemos controlar lo que hacemos y nuestra estrategia".

Foto: Doriana Mangili en el Australian Banana Industry Congress

Canarvon está a 900 kilómetros al norte de Perth, en el oeste de Australia, al borde del desierto, con un tiempo a menudo caluroso y seco. En los años 50, la zona solía ofrecer el 100% de las bananas a Perth, pero en los 80 el sector creció en Queensland, lo que perjudicó al sector de Australia Occidental.

"A veces nos preguntamos por qué producimos bananas, pero hay una muy buena razón: el sabor", afirmó Mangili. "Nuestras bananas tienen un sabor increíble. Tardan el doble de tiempo en desarrollarse que una banana tropical, pero tienen un sabor dulce y cremoso que marca una verdadera diferencia. No utilizamos pulverizadores ni pesticidas, por lo que los árboles requieren poco mantenimiento en ese sentido. Aunque nuestras bananas tienen un gran sabor, no son tan bonitas [como las de Queensland Septentrional] y adquieren un color apagado porque no hay humedad. También tenemos bananas más pequeñas, así que [desde la década de 1980] competimos en un mercado totalmente nuevo".

Mangili admite que el estado occidental intentó competir con los productores de Queensland en el "mismo juego" durante los años 90, y producir fruta igual que ellos, antes de darse cuenta de que ese modelo estaba destinado al fracaso.

"Eso significaba dejar un tercio del racimo en la plantación para que creciera más, otro tercio iba a la basura porque no era lo suficientemente grande", explicó. "Finalmente, el otro tercio teníamos que venderlo por debajo del coste de lo que suponía producirlo. Por lo tanto, no era un buen modelo de negocio. No teníamos oportunidad de crecer, no teníamos una cadena de suministro y no teníamos ni idea de quiénes eran nuestros clientes y por qué compraban o no la fruta. Competíamos entre nosotros, con 140 productores en 270 hectáreas que enviaban a 100 agentes del mercado. El negocio estaba totalmente desorganizado y no iba a llegar muy lejos".

Así que, tras unirse como asociación, los productores crearon su nueva marca, Lunchbox Banana, para diferenciarse de las bananas de Queensland, y luego construyeron su propia envasadora, que envasaría la fruta para todos los miembros de la cooperativa.

"Todo el mundo decía que ese concepto no funcionaría, pero nunca pudimos conseguir la calidad ni la consistencia deseada envasando cada uno en nuestra propia finca", continuó Mangili. "La iniciativa conjunta nos permitió empezar a comercializar, siendo un punto de inflexión porque pudimos empezar a contarle a todo el mundo nuestra historia. Empezamos con las redes sociales, luego con entrevistas en la televisión, con relaciones públicas y todavía hacemos muchas cosas cara a cara, como ir a ferias. Como productor, puedes sentirte muy solo, y no siempre tenemos colegas, pero como cooperativa, nos reunimos y tenemos una verdadera red de apoyo. Asumimos riesgos porque tenemos que poner dinero sobre la mesa, pero tenemos el apoyo de los miembros si algo falla".

Desde entonces, la Sweeter Banana Co-Operative ha añadido otros productos a su gama, como batidos y dulces, así como pequeñas cantidades de pan de banana. Mangili señala que la cooperativa está trabajando actualmente en muchos proyectos, como la investigación de la previsión de la inteligencia artificial mediante el uso de cámaras y drones, así como la agricultura regenerativa, la trazabilidad para el consumidor y las iniciativas de valor añadido.

 

Para más información:
Doriana Mangili
Sweeter Banana Co-operative
Tel.: +61 8 9941 9100
www.sweeterbanana.com

Fecha de publicación: