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"Hay muchas oportunidades para la industria hortícola belga; solo hay que buscarlas"

El cambio climático, las normas estrictas y el aumento de los costes de las materias primas son retos importantes para la industria belga del procesamiento de hortalizas. Sin embargo, el sector sigue siendo optimista. Todavía hay mucho potencial de crecimiento en lo que respecta al consumo. El desarrollo de productos también va en aumento. 


"Hay hortalizas como los guisantes y las judías que están poco tiempo en el campo, así que necesitan más agua mientras crecen".

¿Qué pasa si las escuelas ya no pueden ofrecer comidas calientes a los niños? ¿O si los comedores cierran? Entonces la gente cocina más en casa. Eso es exactamente lo que ha ocurrido recientemente. El sector de la restauración sigue afectado, no así la gran distribución organizada. El segmento de los productos frescos se ha visto impulsado. También han aumentado las ventas de conservas y hortalizas congeladas.

"La gente hizo acopio de verduras enlatadas y congeladas, especialmente durante el primer confinamiento. Las cosas han cambiado desde entonces, pero se siguen vendiendo más verduras. Nuestros productos han seguido ese mismo camino. La gente necesita seguir comiendo, y muchos ahora cocinan en casa. Algunos consumidores tienen menos tiempo, pero siguen queriendo comer alimentos sanos. Para ellos, las verduras congeladas o las conservas son una bendición", dice Nele Cattoor. 

Nele es la secretaria general de la federación belga de procesadores de hortalizas: Vegebe. Esta organización incluye tanto a los mayoristas de hortalizas industriales como a los procesadores de productos congelados o en conserva. Vegebe vela por los intereses de sus miembros. Se centra en temas que conciernen a todo el sector, incluyendo el medio ambiente, las condiciones de trabajo y las iniciativas de mejora de la calidad, así como la seguridad alimentaria, la trazabilidad, la higiene y la tecnología.

Un sistema de suministro del que sentirse orgullosos
Es una pena que la pandemia mundial haya impedido a muchas escuelas ofrecer comidas calientes. Y está por ver si esta práctica volverá algún día. "Nosotros, naturalmente, esperamos que sí. Los comedores escolares y de empresa son un importante canal de ventas para nuestros productores, que también suministran, por ejemplo, a los productores de comidas para cruceros y aerolíneas, así como a parques de atracciones y empresas de catering para eventos".

"Veremos un impulso cuando todo vuelva a abrirse, pero tampoco esperamos que la cosa sea como antes. La pandemia también nos ha enseñado que tenemos un buen sistema de abastecimiento. Incluso en momentos difíciles, hay siempre suficiente producto disponible. Así que, desde el punto de vista logístico, lo estamos haciendo bien. Los esfuerzos del sector a lo largo de los años han dado sus frutos. Podemos estar orgullosos de ello", afirma Nele.

Algunos productores también suministran a la gran distribución, por lo tanto, las ventas a este canal podrían compensar en parte la pérdida de ventas del canal horeca. El sector minorista sigue siendo un mercado estable para los productos industriales belgas. Pero, según Nele, también ahí hay margen de mejora.

"Los consumidores siguen comiendo muy pocas hortalizas, pero cada vez están más concienciados sobre la importancia de una alimentación sana con más productos vegetales. Debemos aprovechar estas oportunidades en toda la cadena, tanto en lo fresco como en lo congelado". Una de las ventajas de las hortalizas congeladas y en conserva es la comodidad. No hay que pelarlas, cortarlas ni lavarlas. Eso ahorra tiempo y agua".

Más sano, más consciente y más vegetal
"También se desperdicia menos comida. Por ejemplo, los ramilletes de coliflor demasiado pequeños se transforman en arroz de coliflor. De no hacerse eso, los procesadores tirarían esos productos. Eso aumenta su valor. En cualquier caso, el desarrollo de productos es cada vez más importante y ofrece buenas oportunidades a nuestros productores", explica Cattoor.

"Cada vez hay un interés más consciente en productos más sanos y de origen vegetal. Eso ofrece muchas posibilidades para nuevos productos, como el arroz de coliflor y brócoli. También hay bases de pizza hechas con verduras, y hamburguesas y aperitivos vegetales. Pero, por supuesto, no todo llega a los lineales. Aun así, preveo muchas oportunidades, siempre que haya una buena cooperación".

El sector también se enfrenta a varios retos a los que Vegebe está prestando mucha atención. El cambio climático, y especialmente el tiempo seco, ocupa un lugar destacado en su agenda. Los productores belgas están lidiando con la escasez de agua. Nele dice que esto lleva tiempo siendo un problema, y es, una vez más, objeto de debate. "La gente espera que llueva y que no haya otra ola de calor. Los cultivos no pueden soportarlo, y hay muy poca capacidad de riego en Bélgica".

"La gente cada vez están más concienciada sobre la importancia de una alimentación sana con más productos vegetales. Debemos aprovechar estas oportunidades en toda la cadena, tanto en lo fresco como en lo congelado"

"El país no tiene suficiente agua de todos modos. Una opción es que los cultivadores acumulen reservas de agua. Siendo justos, esto no es fácil, pero lo fomentamos. Hay todo tipo de normas y condiciones. Eso hace que sea difícil para los agricultores obtener un permiso para ello. Algunas empresas ponen el agua a disposición de los agricultores. En ese caso, como es lógico, el agua debe cumplir unos requisitos muy estrictos".

Cambio de cultivos por la escasez de agua
La combinación de falta de agua y frecuentes periodos de sequía hace que resulte cada vez más difícil cultivar ciertas hortalizas. Algunos cultivos, como los guisantes y las judías, están en el campo durante poco tiempo y necesitan más agua durante este periodo de crecimiento. Otros productos, como las coles de Bruselas y los puerros, aún pueden recuperarse cuando hay una lluvia otoñal.

"Hay más posibilidades de que se pierda la cosecha, lo que provoca cambios. Algunos cultivos son más sensibles a las condiciones de sequía. Para ellos, buscamos tierras en Francia o los Países Bajos, por ejemplo, donde el riego es viable. Por supuesto, preferiríamos seguir cultivando todo en Bélgica, pero no siempre es posible", continúa Nele.

La política del país sobre el nitrógeno y el precio cada vez más alto de las materias primas son otros retos. Como consecuencia, los envases y los materiales de embalaje son cada vez más costosos. La secretaria general afirma que los productores también tienen cada vez más dificultades para encontrar personal. Cree que, en el futuro, la robotización y la automatización podrían resolver en parte este problema.

Sin embargo, el mayor reto al que se enfrenta el sector es el Pacto Verde europeo, que implica que los productos fitosanitarios acabarán desapareciendo. "Por supuesto, es bueno considerar de manera crítica qué agentes suponen un riesgo, pero esto dificulta el cultivo. Ahora estamos trabajando con otros países para establecer una estrategia conjunta. También existe un grupo de trabajo que proporciona información sobre posibles amenazas. Así podremos actuar de forma proactiva".

"Una de las ventajas de las hortalizas congeladas y en conserva es la comodidad. No hay que pelarlas, cortarlas ni lavarlas. Eso ahorra tiempo y agua". 

¡Coma más hortalizas!
"Pero el Pacto Verde ofrece oportunidades, como ya se ha dicho, también para nuestro sector. Podemos responder muy bien al crecimiento en el consumo de hortalizas. Podemos ofrecer hortalizas más rápidas de preparar, con un menor consumo de agua", afirma Nele. "El mensaje es y sigue siendo: coma más hortalizas. Ya sean frescas, congeladas o en conserva. Todos tenemos los mismos problemas y oportunidades. Creo sinceramente que la cooperación en toda la cadena es el único camino".

La mayoría de las hortalizas industriales belgas se exportan. Van principalmente a Francia, Alemania y el Reino Unido, pero Estados Unidos también es un comprador importante. Las coles de Bruselas son muy populares allí. Oriente Medio es también un mercado emergente. "Un 10% se queda en Bélgica. El belga medio solo come 3,5 kg de verduras congeladas al año. Esta cifra podría aumentar con facilidad. Debemos recordar que existen buenas oportunidades siempre que uno esté dispuesto a verlas", concluye Nele.

Vegebe participa actualmente en un estudio científico sobre los puerros y las coles de Bruselas. Se trata de una investigación sobre aspectos como los nutrientes que contienen estas verduras y qué queda en ellas tras su preparación. La pregunta es: ¿sigue habiendo beneficios para la salud? Esta investigación podría ser muy importante para el sector hortícola belga, dada la gran cantidad de puerros y coles de Bruselas que se cultivan y procesan en el país.

Para más información:

Nele Cattoor
FVPhouse
+32(0)9/339.12.53
nele@fvphouse.be