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Altas temperaturas, vientos cálidos e incendios: tres factores a tener en cuenta en la agricultura sarda

Julio es el mes más caluroso del año en la isla de Cerdeña y las temperaturas mínimas y máximas están siendo superiores a la media este año. "El problema para la agricultura es que hemos pasado repentinamente de una primavera fresca a un verano de calor sofocante. En Cerdeña no ha habido lluvias útiles para el equilibrio hídrico de la tierra durante unos tres meses, pero los embalses han logrado acumular recursos suficientes en épocas de lluvia. Así que en general no hace falta racionamiento de agua ni hay grandes dificultades. De momento, hay agua", dice el agrónomo Orazio Casalino.

Orazio Casalino

"El verdadero problema para los cultivos es la combinación de altas temperaturas y vientos cálidos, siroco y gregal en particular, con la humedad. Esta mezcla de factores crea por ejemplo podredumbre apical en tomates y varios problemas en el cultivo de calabacines y pepinos, que tienden a arrugarse en la parte extrema del fruto".


Un tomate con podredumbre apical principalmente por estrés térmico o desequilibrio vegetativo entre las partes aéreas y las raíces de la planta

Casalino señala que no se trata de una elección de variedades equivocadas, como se quejan algunos productores, sino muchas veces de técnicas de cultivo inadecuadas o no orientadas a los fenómenos meteorológicos que puedan ocurrir en estos meses. "Si en primavera se preparara bien el suelo y se utilizaran fertilizantes o estimulantes radiculares para ayudar a que las raíces se desarrollen al máximo, los problemas posteriores ligados a las altas temperaturas no se producirían o se producirían de forma más suave".


La parte amarilla antes de la flor se debe a menudo a desequilibrios vegetativos que llevan a la planta a abortar la flor.

La única solución, por el momento, es reducir la temperatura de las hojas, al menos en lo que respecta a la parte irradiada por el sol. "Hay productos que pueden paliar el problema. Entre ellos se encuentra el caolín, que se utiliza para blanquear las partes aéreas de las plantas, ya sean hortalizas o frutas. De esta forma se reduce el calentamiento por radiación solar y mediante el uso de bioestimulantes foliares se puede reducir el estrés en la planta", prosigue el agrónomo.


Cultivo de tomates tratados con caolín para reducir el estrés térmico

Actualmente, todos los cultivos tienen un alto requerimiento hídrico: tomates frescos e industriales, sandías y melones, frutas de hueso, cítricos y vides. "Seguramente habrá un mayor consumo de agua para riego, pero el aspecto positivo que noto, sobre todo en los huertos frutales, es que los agricultores están cambiando de formas de riego de alto consumo, como la aspersión, a las que lo reducen al mínimo, como el riego por goteo o el riego subsuperficial, hasta el uso de agentes humectantes del suelo que aumentan la capacidad de retención del terreno", prosigue Casalino.

"Hasta hace unos años yo y otros técnicos recomendábamos el riego nocturno, pero ahora estamos recomendando el riego al comienzo de la mañana o al final del día, ya que las raíces crecen por la noche y el riego por la noche limita su desarrollo. Además el riego durante el día permite alargar el frescor de la noche, condición que aprovechan las plantas. Se trata, por tanto, de favorecer el crecimiento del sistema radicular".

Evidentemente, todo esto depende del tamaño de las fincas, de la superficie cultivada y de la capacidad de riego.


La reducción del estrés térmico en los campos también es posible mediante el riego.

"El año particularmente seco está haciendo que los tratamientos en los cultivos se reduzcan al mínimo, porque los frutos son más sanos debido a una menor presencia de patógenos", explica el agrónomo. "También se esperan cosechas de alta calidad, tanto por sabor como por consistencia de los frutos, características que muchas veces acompañan a las cosechas en temporadas calientes".

Casalino menciona un proyecto de cultivo de tomates de industria, iniciado el año pasado, con unidades de control inteligentes que monitorean las variables climáticas (entre las cuales la temperatura y la humedad) y deciden de forma autónoma cuándo regar los campos. "El año pasado se inició la prueba en 8 hectáreas y este año hemos duplicado la superficie. Los resultados iniciales son excelentes, con un importante ahorro de agua, por lo que avanzamos rápidamente con este proyecto".

Los incendios son otro factor determinante este mes
El ingeniero agrónomo también señala otro factor a tener en cuenta en estos meses calurosos: los incendios.

"Hace apenas unos días, en Macomer, se quemaron unas 450 hectáreas. Los investigadores sospechan la presencia de desencadenantes de incendios de carácter malicioso y esto realmente representa un problema grave para los agricultores. El año pasado, con el brote de coronavirus, no hubo tantos incendios, ya que sin duda hubo menos pirómanos en los alrededores", concluye Casalino.

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