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Sicilia arde

¡Calor infernal! No hay otra forma de definir la situación en Sicilia en estos días. Y mientras una gran parte de la población disfruta de sus vacaciones, hay quienes siguen trabajando en el campo para asegurar el suministro de alimentos a la población.

Foto de archivo

Los productores sicilianos, como todos los agricultores del mundo, están acostumbrados a trabajar en condiciones meteorológicas extremas, pero este verano la isla se ve azotada por varios factores que también pesan sobre la producción hortofrutícola: calor anómalo, lapilli y ceniza volcánica, incendios y coronavirus.

Hablamos de ello con Corrado Vigo, experto y exconsejero de la Orden Nacional de Agrónomos y expresidente de la Orden de Agrónomos de la provincia de Catania, que hace balance de la situación en la Piana di Catania, una vasta zona de producción en el este de Sicilia en la que se cultivan principalmente cítricos, frutas, hortalizas de campo abierto y aceitunas.

Corrado Vigo

"El impacto de la ola de calor de los últimos días solo agrava una situación ya muy difícil de por sí por la falta de agua de riego desde hace mucho tiempo, debida a la ineficiencia de la entidad que gestiona la red de suministro. Las plantas de cítricos jóvenes necesitan agua, pero los productores no son capaces de suministrar la cantidad adecuada porque simplemente no hay. Lo mismo ocurre con las alcachofas recién trasplantadas a pesar de que muchas fincas tienen depósitos de agua artificiales. Pero si el agua acumulada se consume copiosamente para los riegos de emergencia y no se repone con las lluvias, las reservas se terminarán en unos días y luego será el final de la campaña de alcachofas sicilianas de este año".

"Para el cultivo de cítricos la difícil situación persiste desde octubre de 2020, cuando se produjo una ola de calor seguida de abundantes lluvias en noviembre con el resultado de una fuerte caída de fruta en plena producción. En enero de 2021, en cambio, registramos heladas severas y en febrero una nueva ola de calor con una nueva fase de caídas y, por tanto, pérdida de ingresos. Tuvimos que anticipar el riego al mes de febrero, tocando las ya escasas reservas de agua disponibles. Todo esto mientras el lago de Lentini tiene unos 90 millones de metros cúbicos de agua, pero inservibles para el riego porque falta una conexión banal a la red de la entidad proveedora de agua de riego", continúa Vigo.

Lapilli en uvas

"Pero las desgracias no terminan aquí. Durante meses, los huertos y viñedos de los alrededores del Etna sufren la caída de lapilli que se depositan sobre los frutos. Desde principios de año, de hecho, se registraron 56 eventos de actividad volcánica con cenizas y lapilli que arruinan los cultivos".

"Las altas temperaturas de estos días, por tanto, no son más que el enésimo golpe al sector. La temperatura récord de 48,8 °C que se alcanzó en la provincia de Siracusa solo se suma a la lista de adversidades climáticas en el este de Sicilia, donde, entre otras cosas, se cultivan el Limón de Siracusa IGP y el Tomate de Pachino IGP. Todo esto en un contexto general con fuertes limitaciones debido a la pandemia de coronavirus. Y por si esto no fuera suficiente, múltiples incendios, esparcidos un poco por toda Sicilia, han dañado muchas fincas hortofrutícolas, poniendo a prueba la capacidad económica de las empresas productoras y poniendo también de manifiesto la ineficacia de las ayudas, tanto por la organización como por el incumplimiento en el plazo requerido de numerosas intervenciones solicitadas", concluye Corrado Vigo.

Y en las otras zonas de Sicilia, ¿qué pasó?
"Tuvimos una caída significativa de fruta madura, mientras que las flores y la fruta pequeña literalmente se quemaron", dice Giancarlo Paparoni, un productor de limones de Capo d'Orlando, provincia de Mesina.

Flores y limones pequeños quemados, acompañados (ver más abajo) de una abundante caída de frutos maduros.

"El daño en nuestra zona se limita al rizado de las hojas", dice Marsello Lo Sardo, fruticultor de Canicattì, provincia de Agrigento. "El calor bloquea el desarrollo de las plantas de tomate trasplantadas en julio (ver foto abajo). Las plantas desarrollaron el sistema radicular, pero con las altas temperaturas están muriendo", se queja Stefano Bonelli, un productor de tomates de invernadero de Gela, provincia de Caltanissetta.

"Desafortunadamente, el calor húmedo hizo que todos los tomates listos para cosechar se partieran", dice Massimo Pavan, un productor de Ispica, provincia de Ragusa. (ver foto abajo)

"El daño se limita a algunas parcelas de uva de mesa", comenta Salvatore Consoli, un productor de uvas de Mazzarrone, provincia de Catania. "Pero el mayor problema es que nos hemos quedado sin reservas de agua y pronto tendremos problemas si el Consorcio sigue sin proporcionarla". En la misma situación se encuentra Gianni Raniolo, presidente del Consorcio de Uva de Mazzarone IGP.

El panorama general es, por tanto, poco prometedor y sugiere una situación difícil para los próximos meses, partiendo de unas condiciones meteorológicas extremas y desembocando en la ineficacia de la gestión llevada a cabo por las autoridades.

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