Con el otoño llega un producto asociado por excelencia a estas fechas: la castaña, un fruto seco cuyo consumo en la península ibérica tiene siglos de historia y que ya se cultivaba en España en tiempos de los romanos, a quienes se les atribuye su introducción en el país.
“La temporada en Extremadura empieza en septiembre con las variedades más tempranas, pero es ahora en noviembre cuando la campaña coge más fuerza en la Sierra de las Villuercas con la principal variedad cultivada en la comarca, la Verata, por la que los clientes nos reconocen”, explica Rocío Vázquez, de Castañas El Común. “Es una variedad muy valorada por su sabor dulce, por su facilidad de pelado y por su calidad”.
“La demanda hasta ahora ha sido muy buena, sobre todo hasta el 1 de noviembre, la fecha de Todos los Santos, en la que el consumo de castaña es más elevado. Tradicionalmente hay una relajación de la demanda en noviembre y luego vuelve a aumentar con fuerza en diciembre de cara a la navidad, después de la cual concluiremos la campaña. No obstante, a pesar de eso, se sigue vendiendo a buen ritmo”, explica.
“Además en Galicia, que es la mayor región productora de España, ha habido una menor producción con frutos pequeños que han caído más despacio, por lo que no ha habido tanta cantidad de producto para el consumo en fresco, que es el de mayor calibre. Esto ha sido consecuencia del efecto de la avispilla del castaño, una plaga que afectó en su día a Italia y que ya está afectando a España y Portugal, que incide en la producción de frutos y en la calidad final del producto. Es una realidad que está ahí, pero por suerte la plaga todavía no se ha instalado en esta zona”, destaca Rocío.
Dryocosmus kuriphilus, más conocido como avispilla del castaño, es un cinípido originario de China considerado como la plaga más importante del castaño en todo el mundo. En las últimas décadas se ha extendido por todo el hemisferio norte; el primer país europeo donde se detectó fue en Italia en 2002, y diez años más tarde, en 2012, se constató su presencia en España.
“Nuestra producción está en torno a los 400-500 mil kilos, pero cuando todos los árboles de nuestros castañares estén en producción prevemos alcanzar el millón de kilos”, explica Rocío Vázquez. Hay tantos factores a tener en cuenta que es difícil hacer previsiones para cada campaña. Sin embargo, siempre que el producto tenga calidad, no habrá ningún problema para comercializarlo, porque la castaña tiene mucha demanda”.
El reto en España: encontrar castañas todo el año
Castañas El Común exporta la producción desde los castañares extremeños a Europa, Canadá y los países árabes, donde sus castañas, que compiten con las de origen turco y chino, son muy apreciadas por su sabor y calidad; aunque una parte importante de su producción también es comercializada en el mercado nacional.
“En España el producto estacional se consume en fresco. Se puede adquirir en las tiendas y supermercados, y también se puede consumir en las calles donde las venden los castañeros. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer para darlas a conocer entre la gente joven y fomentar su consumo”.
“Por otro lado, en el mercado español tenemos un problema adicional. Los consumidores no pueden encontrar en los supermercados castañas todo el año. En países como Portugal, Francia o Italia, se puede encontrar castaña congelada los 12 meses en cualquier supermercado, pero en nuestro país no se comercializa este producto”, indica Rocío. “Al igual ocurre con la castaña seca, un formato con mucha salida que no se encuentra con facilidad en las tiendas españolas. Por este motivo, estoy poniéndome en contacto con otras castañeras industriales que hacen este tipo de producto para intentar poner en marcha una campaña de promoción y fomentar el consumo de castaña, tanto fresca como procesada, durante todo el año”.
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Rocío Vázquez
Castañas El Común
10140 Guadalupe, Cáceres. España
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