La campaña italiana de la uva de mesa se puede considerar terminada. En los campos de Apulia, las vides están vacías. Los racimos que han quedado en las plantas ya no son comercializables, porque están dañados por la humedad. Varias empresas vendieron los últimos lotes el pasado fin de semana. Para muchas, por tanto, ha llegado el momento de hacer un primer balance de la temporada. Entrevistamos a Donato Fanelli, un productor de uvas de mesa de la localidad de Conversano.
FreshPlaza (FP): ¿Qué podemos decir de esta temporada?
Donato Fanelli (DF): Inicialmente, pensamos que podríamos terminar unos días más tarde que el año pasado y, en cambio, nos vemos obligados a concluir la temporada un mes antes. El 90% de las empresas ya han despachado los últimos volúmenes, mientras que otros están completando sus pedidos en estos días.
Donato Fanelli
FP: ¿Qué papel desempeñaron las variedades sin semillas en esta campaña?
DF: Esta temporada, las variedades seedless han adelantado a las tradicionales. Ya en los últimos años hemos estado viendo que la tendencia de consumo comenzaba a moverse en esta dirección, por lo que muchos productores empezaron a sustituir las variedades antiguas por nuevas sin semillas.
FP: FP: ¿Qué uva es la más afectada por la pudrición?
DF: El 80% de las uvas que quedaron en los campos en las últimas semanas son de cultivares tradicionales, especialmente la variedad Italia, seguida de Red Globe. No hay que ser fanáticos de Greta Thunberg para darse cuenta de que el cambio climático se ha convertido en una realidad, pero la falta total de organización hace que el impacto del cambio climático en la agricultura sea aún más dramático. De hecho, si hubiéramos cortado el producto antes de una fecha determinada (por ejemplo, antes de finales de octubre), podríamos haberlo almacenado en las cámaras frigoríficas con envases innovadores, lo que nos habría permitido alargar el calendario comercial en unos 60-70 días.
FP: ¿Es normal que tantos volúmenes todavía estuvieran en los campos a mediados de noviembre?
DF: Mantener el producto en planta el mayor tiempo posible es una práctica que siempre ha existido. El problema ha sido la cantidad de uvas que todavía estaban en campo en ese momento. A mediados de noviembre, no deberíamos haber tenido esa cantidad de uvas aún por recolectar. La culpa no es solo de la tendencia del consumo, que se mueve cada vez más hacia las variedades sin semillas, sino también de nosotros los productores. La demanda de la variedad Italia ha bajado respecto al año pasado, precisamente porque la calidad ha ido disminuyendo cada vez más. Este problema surgió no solo por la falta de suficiente atención en el cultivo de esta variedad con semillas, sino también porque las vides están comenzando a quedar obsoletas y el producto resultante, si no intervenimos con las prácticas agronómicas correctas, no alcanza la calidad a la que estábamos acostumbrados. De hecho, la edad media de las vides de la uva Italia es de 15 años. La mejor calidad se obtiene del primero al noveno año desde la entrada en producción.
Uvas de la variedad Italia
FP ¿Cuál podría ser la solución más rápida y eficaz?
DF: Tenemos que hacer que la uva Italia nuevamente sea el buque insignia de la producción italiana. Esta variedad encuentra las condiciones edafoclimáticas perfectas en Apulia, Sicilia y Basilicata. Renovar algunas plantaciones ya podría ser una solución fácil de realizar, así como la de certificar todas las producciones con la marca IGP. El reconocimiento de la uva de la región de Apulia está creciendo. Cada vez más empresas deciden cultivar las uvas siguiendo un protocolo de producción, para luego destacar en el mercado, pero también los consumidores parecen requerir un producto local.
FP: A pesar de todo, ¿estás satisfecho con la temporada 2021?
DF: Estoy satisfecho con el trabajo que han hecho muchos productores y con la calidad que hemos podido llevar a los mercados, a pesar del tiempo y las ganancias no precisamente satisfactorias, debido al aumento de los precios de los insumos. Lo que me entristece, en cambio, es que, un año más, faltaba la organización que necesariamente debería tener el segundo producto fresco más exportado de Italia. Algunos creen que fue una temporada desastrosa, pero yo no soy de esta idea. Parece que la atención en el sector de la uva se centró solo en los primeros diez días de noviembre, olvidándose que, en Sicilia, comenzamos a recolectar uvas a partir de mayo, y en Apulia, en los primeros días de julio.