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Laura Vargas: “La labor de promoción de la naranja española y valenciana pasa por las instituciones”

“No puede ser que los representantes de la Generalitat tuvieran que ir a probar las ‘supuestas’ naranjas valencianas a un stand privado en Berlín”

Es innegable que la naranja está atravesando esta temporada una situación complicada. Este cítrico que en la Comunidad Valenciana trasciende su condición de cultivo agrícola convirtiéndose en una seña de identidad del territorio, que ha sido durante décadas –y siglos– la fuente de ingresos de los agricultores y moldeó el paisaje valenciano con las tradicionales huertas minifundistas, está enfrentándose a importantes problemas. La intensa competencia –también definida como desleal– de otros países, la irrupción de los fondos de inversión en el sector o la subida de los costes de producción de una fruta con márgenes ajustados se encuentran detrás de una caída de la rentabilidad que está amenazando su propia continuidad, y que en la Comunidad Valenciana ya se está traduciendo en un preocupante abandono de campos de cultivo.

No obstante, la naranja ha elevado a España a la primera posición en la exportación no solo en el continente europeo, sino también en el mundo, y, dada tal importancia para el país, señala Laura Vargas, de la cooperativa La Vall de la Casella, merecería la puesta en marcha de campañas de promoción estatales a la altura de su magnitud que, no solo en estos momentos críticos, impulsaran su conocimiento y consumo y pusieran de relevancia a un sector de valor, y con muchos valores.

“En La Vall de La Casella somos una cooperativa ecológica; pero no por moda, sino por convencimiento. Para nosotros, más que una línea de negocio es una línea de vida, es nuestra manera de conseguir una sociedad sostenible, un ecosistema sano, y de poder dejar en herencia a nuestros hijos y nietos una tierra que siga siendo fértil. De hecho, estamos llevando a cabo proyectos para que la sociedad valore lo que ofrece la tierra”.

“Desde hace años, realizamos desayunos saludables en los colegios de nuestra zona”, explica la responsable comercial de la cooperativa de Alzira. “Creemos que hay que potenciar que se coma fruta, que no se considere solamente un complemento, e inculcar una manera de vivir saludable. Y eso se tiene que trabajar desde bien pequeño, porque, al fin y al cabo, somos lo que comemos”.

“También formamos parte de la Asociación de Productores de Cítricos Ecológicos de Minifundio Histórico de la Ribera del Río Júcar, y focalizamos nuestros esfuerzos en defender al minifundio y en que se recompense el trabajo de los pequeños agricultores que cuidan y miman a sus árboles. Creemos que, aunque hay cada vez más latifundios y empresas propietarias de grandes cantidades de tierra, los pequeños agricultores deben poder seguir subsistiendo y manteniendo su actividad, y para ello es necesario que reciban precios correctos por su fruta”.

“Hablo de la fruta ecológica, que es la que trabajamos nosotros, pero en la convencional también pasa lo mismo. Esta temporada he llegado a ver precios de 5 céntimos el kilo; todos podemos comprender que eso es absolutamente insostenible”.

“Para nosotros, La Vall de la Casella es mucho más que una cooperativa: es un medio que nos está permitiendo hacer muchas cosas en las que creemos. Pero somos solo un grano de arena en un sector muy grande y necesitaríamos una promoción institucional adecuada”.

“Como tuve la oportunidad de comentarle a Ximo Puig en Fruit Logistica en Berlín, está muy bien que aprueben ayudas para que los agricultores puedan cultivar naranjas, pero si luego no las podemos vender, estamos perdidos. Y esta labor de promoción pasa por las instituciones”, subraya Laura.

“No puede ser que tengamos la mayor y la mejor oferta en cítricos del continente y que en algunos países sea considerada de segunda porque no tiene una marca que la respalde y la ponga en valor. El plátano de Canarias ha sabido hacer una promoción durante años que ha hecho que todos conozcamos la fruta y que sea hoy en día una entidad en sí misma. Y la naranja española y valenciana debería contar con una promoción que consiguiera diferenciarla de la misma manera”.

“La IGP Cítricos de Valencia ya ha dado un gran paso de promoción, pero creo que de manera gubernamental hay todavía mucho terreno para seguir trabajando que requiere mayores inversiones. No puede ser que los representantes de la Generalitat tuvieran que ir a probar las ‘supuestas’ naranjas valencianas a un stand privado en una de las mayores ferias hortofrutícolas de toda Europa”.

“El sector de la naranja aún tiene mucho potencial. Tenemos un producto maravilloso y debemos cuidar y mantener a nuestros agricultores, detrás de ellos viene una nueva generación que, si no puede seguir viviendo de la agricultura, la dejará. No podemos dejar que eso ocurra, y todo depende en estos momentos de nosotros”, concluye Laura Vargas.

Para más información:
La Vall de la Casella
Polígon Industrial Deltabel
C/ Campaners, s/n
46600 Alzira, Valencia (España)
info@lacasella.es
https://lacasellabiocoop.com