El banano ecuatoriano está atravesando una situación crítica y la guerra en Europa y sus consecuencias en el delicado balance del mercado global no han hecho más que ahondar los problemas –todos ellos ajenos al sector bananero– que ya remolcaba esta industria de importancia fundamental, a nivel económico y social, para un país que desde 1964 lidera la exportación mundial de bananos y en el que esta actividad genera 250.000 plazas de empleo.
“En 2021 el sector bananero en general ya tuvo muchas complicaciones en el camino. El precio del petróleo estuvo alto y tuvimos un gran problema naviero que se mantuvo prácticamente durante todo el año y que afectó nuestra normal comercialización. Los fletes subieron y hubo una escasez de contenedores, y junto al incremento de otros gastos de producción y exportación, que incrementaron los costos alrededor de 3,3 dólares por caja, el sector sufrió una reducción de las exportaciones del 3% en volumen y del 5% en valor”, explica Richard Salazar, director ejecutivo de la Asociación de Comercialización y Exportación de Banano, Acorbanec. “Sin embargo, los supermercados europeos y de otros destinos mantenían la decisión de pagar el mismo precio por la fruta”.
“Por eso iniciamos una campaña en conjunto con los países productores de Latinoamérica en octubre del año pasado viendo que la posición de los supermercados iba a ser igual para el 2022, y en Fruit Attraction hicimos una declaración exhortando a las cadenas de supermercados que importaban bananos a una responsabilidad compartida a la hora de asumir los costos que, como industria, estábamos soportando; entregábamos un producto certificado de alta calidad, y solo esperábamos el pago de un precio digno”.
“Los supermercados no solamente no quisieron asumir esos incrementos que tuvo el sector, sino que incluso nos redujeron los precios”, subraya Richard. “En 2022 continuaron todos los problemas que ya teníamos, a los que se sumó el conflicto entre Rusia y Ucrania ahondando mucho más la situación; para todos, pero para el Ecuador en particular, porque ambos países en conjunto representan el 25% de toda la exportación de banano de nuestro país”.
“En el caso de Rusia, una vez que inició el conflicto tuvimos grandes dificultades logísticas, porque varias navieras optaron por no ir al país. Si bien es cierto que se aplicaron diferentes sanciones internacionales, se permitía el transporte de medicinas y alimentos como el banano, así como productos de ayuda humanitaria, por eso aún se sigue exportando banano a Rusia, pero ya no el volumen que regularmente se exportaba. De hecho, estamos enviando menos de la mitad: de los 2,2 millones de cajas de banano que se exportaban semanalmente, hemos pasado en este momento a un promedio de entre 900.000 y 1 millón de cajas”.
“A nivel financiero, producto de las sanciones, hay mucho retraso con los pagos, por lo que muchos exportadores optaron por no enviar su fruta a Rusia; por otro lado, los compradores de Rusia optaron por bajarnos los precios, bajar las cantidades y en otros casos anular directamente los contratos y comprar en spot. A nivel logístico, solo 2 navieras siguen navegando hacia Rusia y no hay una seguridad en cuanto a espacio naviero ni estabilidad en las cantidades de exportación. Y aparte de todo está el alto flete: hay precios de entre 13.000 y 15.000 dólares por contenedor, cuando antes se pagaban 3.000”.
Lastimosamente, el problema naviero complicó la situación en Rusia, pero también en otros destinos porque comenzó a haber un excedente de fruta en el Ecuador. “En concreto, un promedio de 1,4 millones de cajas semanales, y colocar esa cantidad de cajas en un nuevo destino era simplemente una utopía”.
“Ese desbalance creó un gran problema social interno. Al no poder exportar esa fruta, optamos por llegar a un acuerdo con los productores de comprar sus racimos, y, de hecho, es lo que hicimos, al menos nuestro gremio, alrededor de unos 487.000 las primeras semanas. Pero coincidentemente, por factores climáticos, comenzó a haber más producción, amplificando el efecto de la sobreoferta”.
“Adicionalmente, ha habido un abuso y especulación por parte de compradores internacionales. Los supermercados de nuestros mercados de destino seguían necesitando fruta para los consumidores y mantenerla a su precio incluso con fletes hasta 3 y 4 veces más caros, de manera que en este escenario han estado bajando el precio ofrecido a productores y exportadores”.
“Los supermercados tienen un gran poder no solo en Europa, sino en todo el mundo”, destaca el director ejecutivo de Acorbanec. “En tanto en cuanto el flete no baje, vemos con gran preocupación que el precio de la fruta no vaya a subir porque, a pesar de que el banano es la fruta más barata, los importadores y los supermercados no están dispuestos a subir su precio al consumidor”.
“Lamentablemente, en estos momentos la caja de banano en el mercado spot está a 4 dólares, pero durante 3 semanas estuvo en 2 dólares”, indica Richard Salazar, “y el 55% de los destinos de exportación compran nuestra fruta bajo esta modalidad”.
Cabe recordar que una caja estándar contiene 18,14 kg de fruta, por lo que haciendo un sencillo cálculo se deduce que, a solo 2 dólares, el precio final con el flete incluido por el kilogramo de banano resulta tan solo de unos 11 centavos de dólar, equivalentes a 10 céntimos de euro; una cifra que no solo justifica, sino evidencia, la reclamación del sector de una responsabilidad compartida por parte de los compradores.
“A finales de marzo/principios de abril, en el marco de la celebración de Fruit Logistica, una delegación latinoamericana fue al Parlamento Europeo y a la Comisión Europea, donde expuso, nuevamente, toda esta problemática y la necesidad de exigirla”.
Reunión en la Comisión Europea el pasado mes de marzo de 2022.
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