Tras dos meses y medio de precipitaciones persistentes, bajas temperaturas y falta de horas de sol, los agricultores de la Comunitat Valenciana empiezan a constatar a pie de campo los verdaderos daños que ya han sufrido o van a sufrir la mayoría de sus cultivos. Un estudio de los servicios técnicos de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) cifra en más de 150 millones de euros las pérdidas previstas a causa de la anomalía climática en el sector agrario valenciano. La superficie afectada asciende a 120.000 hectáreas y entre los cultivos que mayores perjuicios acumulan destacan los cítricos, la almendra, las frutas de hueso, el kaki y las hortalizas, así como destrozos en infraestructuras agrarias.
Los cítricos, sobre todo naranjas y mandarinas, son el cultivo que prevé alcanzar mayores pérdidas: en torno a 80 millones en una superficie de 50.000 hectáreas. Por un lado, en la presente campaña cientos de toneladas de frutos que estaban pendientes de recolectar acabaron cayendo al suelo o quedándose en el árbol por la merma de valor comercial; por otro lado, de cara a la próxima temporada, el exceso de humedad también ha ocasionado problemas de podredumbre en la floración que reducirán la cosecha futura en multitud de explotaciones.
La almendra valenciana afronta una campaña históricamente difícil con unas pérdidas estimadas en 18 millones. La ola de frío ártico a principios de abril provocó graves heladas en unas 30.000 hectáreas de las comarcas interiores, hasta el extremo de echar a perder la totalidad de la cosecha en cientos de campos y causar un desplome del 70% en la producción autonómica.
Otra producción en mínimos históricos es la fruta de hueso (melocotones, nectarinas, albaricoques, ciruelas y cerezas) debido a los efectos devastadores de las lluvias coincidiendo con las fases de floración y brotación. Una superficie de 10.000 hectáreas ha sufrido siniestros climáticos, con una caída media superior al 60% del potencial productivo y unas pérdidas de 16,5 millones.
El caso del kaki la superficie con daños de gravedad asciende a 5.000 hectáreas y las pérdidas podrían alcanzar los 12 millones.
Las precipitaciones primaverales, sobre todo la lluvia torrencial del 3 de mayo en L’Horta, destrozaron campos enteros de hortalizas, especialmente de cebollas y patatas. Las pérdidas directas, calculadas en 11 millones, sumadas a los bajos precios de años anteriores, ponen en peligro la continuidad de los dos principales cultivos que los horticultores rotan con la chufa. Las lluvias han retrasado la siembra de la chufa y amenazan con un año negro para la huerta valenciana.