Los peores presagios se han cumplido esta campaña de zanahorias en Andalucía. Tras meses cuidando de las parcelas, realizando inversiones en un momento en el que los insumos han subido considerablemente y apostando por destinar el agua disponible de una cuenca declarada en situación de sequía extraordinaria a este cultivo, los agricultores andaluces están arando sus campos ante la falta de compradores para sus zanahorias, explica Diego Bellido, de COAG.
“La producción de unas 2.400 hectáreas de un total de 2.600 ha tenido que ser destruida. Hasta ahora la zanahoria había tenido un mercado muy bueno, pero este año los precios han caído hasta los 15 céntimos que se están pagando actualmente por kilo, de los que el agricultor, descontando los gastos, percibirá solo entre 11 y 12 céntimos”, explica Diego.
“Por desgracia, en Andalucía dependemos de Europa. Alemania y Holanda, que son las mayores consumidores y productoras de zanahoria, han tenido una buena campaña. Allí no lavan el producto, sino que lo almacenan y lo van sacando a medida que lo necesitan, de manera que no han necesitado tirar de las importaciones. A Reino Unido tampoco hemos podido exportar con todo el tema del brexit”.
“A 18 céntimos el kilo, producir zanahorias ya les cuesta dinero a los agricultores y se están vendiendo a 15 céntimos, es decir, por debajo del coste de producción, algo que no debería ser posible según la Ley de la Cadena Agroalimentaria. Pero es que el Gobierno está creando una ley contra el desperdicio alimentario en la que se va a penalizar, por ejemplo, a los restaurantes que no den un recipiente para llevarse la comida, mientras se está permitiendo que este año en Andalucía se tengan que destruir casi 2.400 hectáreas de zanahorias. Cada hectárea produce unos 55.000 kilos, por lo tanto, se están desperdiciando 130 millones de kilos de zanahorias de gran calidad solo por falta de mercado”.
Y todo ello en una campaña en la que se han encarecido las labores de la tierra por la subida de todos los inputs. Solo el gasoil agrícola está a 1,60 euros el litro, recuerda Diego Bellido. “El coste de producción por hectárea en un año normal es de 3.500 euros, pero este año ha ascendido a casi 5.000, sin contar el trabajo del agricultor y lo que vale la tierra; recolectar supone 1.600 euros más, a lo que habría que añadir el gasto del lavado. Solamente hay que multiplicar para ver a cuánto ascienden las pérdidas que van a acumular los agricultores, que ni siquiera van a poder recoger la producción a la que le han dedicado un agua que no la van a poder tener para otros cultivos”.
Sin tomate y pimiento de industria
Y es que las lluvias de la primavera no deben ser un espejismo que nos haga olvidar que España en general y Andalucía en particular han atravesado un invierno calificado por la propia Agencia Estatal de Meteorología como extremadamente seco –es más, ha sido el segundo invierno más seco registrado por la AEMET desde 1961–, que obligó a la adopción de medidas para restringir el consumo de agua, y que en provincias como Sevilla condicionó la siembra de importantes cultivos estratégicos a nivel económico y social.
“Normalmente, se plantan unas 5.700 hectáreas de tomate de industria y este año la superficie sembrada es tan poco significativa que puede considerarse nula. Lo mismo pasa con el pimiento para industria, del cual se plantaban unas 700 hectáreas”, señala el responsable de transformados de COAG. “Y hay que tener en cuenta que, por ejemplo, la campaña del tomate en el Bajo Guadalquivir mueve unos 120 millones de euros, de los cuales 8 millones de euros corresponden a jornales, y la del pimiento genera unos 14.000 jornales que este año no van a estar”.
“Este invierno las empresas agroalimentarias han tenido que arrendar tierras fuera de Sevilla buscando agua para sus cultivos y existe la preocupación de que estas multinacionales se replanteen seguir en la provincia, con todo lo que eso conllevaría”. Aunque no solo ellos, señala Diego. “Muchos agricultores se están planteando la campaña de siembra de coliflor, brócoli y otras crucíferas por la sequía y hemos sabido que ya se están arrendando tierras hasta en la zona de Lisboa para la próxima temporada”.
Por ello, la situación en la que está sumido el sector de la zanahoria es aún más desoladora en una provincia que, pese a estar acostumbrada a optimizar la gestión del agua, esta temporada su escasez ha adquirido una dimensión ciertamente preocupante.
“Desde COAG venimos advirtiendo de esta situación desde hace más de un año. La hemos trasladado a los medios de comunicación e incluso a los diferentes grupos políticos, pero no hemos recibido ninguna respuesta. Ahora han coincidido las campañas de la cebolla, la patata y el maíz dulce, pero cuando termine junio, sin el tomate y el pimiento de industria y con el problema de la zanahoria, en la provincia no va a haber trabajo para los jornaleros”.
Sube el precio en origen del maíz dulce
El maíz dulce es una hortaliza cuya producción está aumentando en Sevilla y podría representar una alternativa a otras hortalizas cultivadas tradicionalmente en la provincia que, como este año, están atravesando situaciones complicadas. “En Sevilla, de hecho, se encuentra la mayor exportadora de maíz dulce de toda España. En la zona del Bajo Guadalquivir ya se sembraban algunas hectáreas, y este año se ha duplicado la superficie cultivada. Los agricultores que están sembrando están optando prácticamente por este producto desechando los cultivos de verano”.
“Además, este año ha subido el precio de la mazorca de maíz dulce, desde los 9 céntimos a los que se pagaba el año pasado a 12 céntimos”, destaca Diego Bellido.
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