El escarabajo japonés ya está presente en Italia y Suiza desde hace varios años, y la probabilidad de que entre en Francia es alta. Esta plaga es una amenaza para cientos de especies vegetales. Para tener una oportunidad de erradicarla del territorio, será necesario intervenir en cuanto se detecte el insecto.
El escarabajo japonés (Popillia japonica) se ha extendido y establecido fuera de su Japón natal, primero en Estados Unidos y luego en Europa. Así, se vio por primera vez en Italia en 2014 y en Suiza en 2017. ANSES (agencia francesa de seguridad sanitaria de la alimentación, el medio ambiente y el trabajo) ha llevado a cabo una evaluación para valorar la probabilidad de introducción del insecto, así como sus repercusiones, y recomendar las medidas de gestión en términos de vigilancia y, posteriormente, de control que pueden aplicarse. "Por el momento, todavía no se ha detectado en Francia, pero no hay ninguna razón para que no entre en el país", explica Christine Tayeh, coordinadora científica de la unidad de expertos en riesgos biológicos del laboratorio de sanidad vegetal de ANSES, que ha dirigido esta evaluación. "Según los resultados de la evaluación, tampoco hay nada que impida que se establezca en Francia: es un insecto que se desplaza con facilidad, las condiciones de temperatura y precipitación le son favorables y, como puede consumir numerosas especies vegetales presentes en el territorio francés, no tendrá dificultades para encontrar fuentes de alimentación".
Posibles daños a cientos de especies vegetales
La llegada del escarabajo japonés es motivo de preocupación: el adulto prefiere alimentarse de las hojas, mientras que las larvas se alimentan de las raíces de las plantas huésped. Más de 400 especies vegetales están afectadas, entre ellas más de un centenar presentes en la Francia continental. Entre ellas se encuentran las plantas cultivadas con fines alimentarios: ciruela, manzana, vid, maíz, soja, judías, espárragos, etc.; las especies forestales, como el arce plano o el álamo; las plantas ornamentales, como las rosas o ciertas especies que se encuentran en el césped. Al consumir las hojas, el escarabajo japonés reduce la superficie foliar, lo que disminuye la capacidad fotosintética de las plantas y, por tanto, potencialmente su rendimiento.
El reto de la vigilancia: detectar el escarabajo en cuanto entra en el territorio
Es imposible evitar que el escarabajo entre en Francia: puede tanto volar en su fase adulta (de finales de mayo a septiembre) como comportarse como un autoestopista, es decir, puede transportarse en cualquier superficie, no solo en las plantas de las que se alimenta. La estrategia consiste, pues, en detectar su presencia en una fase temprana, utilizando trampas equipadas con señuelos mixtos (combinación de feromonas sexuales y atrayentes florales). Estas trampas deben colocarse en lugares estratégicos, como a lo largo de la frontera francesa con los países en los que está presente el insecto y cerca de puntos de entrada clave, como puertos o aeropuertos, así como de las redes de transporte. También se recomienda sensibilizar a los principales agentes, especialmente a los profesionales de los distintos sectores afectados.
Prevenir su establecimiento mediante medidas de control adecuadas
Es esencial actuar en cuanto el insecto llega al territorio: "Creemos que hay posibilidades de erradicar el escarabajo japonés en cuanto empiece la invasión, siempre que despleguemos una vigilancia dinámica y luego medidas de control mientras la población es todavía pequeña y está aislada. Las erradicaciones exitosas en Oregón y California se hicieron en este contexto", afirma Christine Tayeh.
Si se detecta un individuo, el grupo de trabajo encargado de la evaluación recomienda que se delimite una zona infestada. Esta zona debe ser objeto de una vigilancia reforzada y del uso combinado de varios métodos de control, adaptados en función de la disponibilidad y de las autorizaciones de uso. Esto incluye la captura masiva, el uso de productos fitosanitarios sintéticos y el control biológico. Además, también se ha demostrado que las prácticas de cultivo son eficaces para reducir los daños en los adultos y la supervivencia de las larvas, como la reducción del riego durante el periodo de puesta de huevos o el arado del suelo en otoño. Si estas acciones no se ponen en marcha lo antes posible tras la detección del escarabajo japonés, evitar su propagación una vez establecido en el territorio podría ser un trabajo largo y con pocas posibilidades de éxito, según los expertos.
Para más información:
anses.fr
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