Al cierre de la cosecha 2022, y cumpliendo con las estimaciones que se dieron hace un par de meses en el mercado, Chile tuvo una producción total de ciruelas de 90.000 toneladas métricas (TM), de las cuales, 71.000 TM quedaron disponibles para deshidratado, y las restantes 19.000 TM se destinaron a fruta fresca.
Cifras superiores a las registradas en el periodo anterior, indica Pedro Acuña, director ejecutivo de Chileprunes, quien agrega que en la temporada pasada se contó con menores stocks mundiales por mermas en la producción de Chile, Francia y Argentina –por daños causados por la naturaleza– y lo cual influyó en un alza de los precios internacionales.
La superficie de ciruelo europeo en Chile es de 12.451 hectáreas, concentradas en la VI Región (zona ubicada inmediatamente al sur de su capital, Santiago).
Respecto de la poda 2021, que explica esta cosecha, cabe señalar que se contó con una mano de obra escasa y cara; generando una menor regulación de carga. En cuanto a la floración y cuaja, la primera fue algo abundante y atrasada, mientras que la segunda, que se realiza los meses de septiembre-octubre en Chile, se permitió cargas altas a muy altas en la mayoría de las zonas productivas.
En cuanto a la producción nacional 2022, el ejecutivo resalta que para la cosecha y secado tuvieron las mejores condiciones climáticas y técnicas para su desarrollo.
“La cosecha, que en Chile se realiza en febrero, contó con volúmenes levemente superiores a los estimados y calibres algo más pequeños a los previstos. A pesar de las altas cargas, la fruta ganó azúcar y la calidad estuvo excelente”, añade Pedro Acuña.
Dado lo anterior, Chile, como principal exportador mundial de ciruela seca, se encuentra en muy buenas condiciones para abastecer los mercados internacionales.
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