Con casi toda España coloreada con el semáforo de los máximos niveles de alerta por una nueva ola de calor, resulta aún más difícil poner en duda la conclusión del IPCC de que el calentamiento del clima es “inequívoco” y, por desgracia, “irreversible” a medio plazo. Sus consecuencias son patentes para la sociedad, ya que la escala de los cambios en el clima no tiene precedente en siglos –e incluso milenios–, y una de las actividades que está sintiendo este impacto con más evidencia es la agricultura.
Y ya sea un evento puntual o explicable por el cambio climático, este año una ola de frío inusual en primavera volvió a arrasar con la cosecha de fruta de hueso en la mayor región productora de España, Lleida, “donde se cosecha el 80% de la fruta de hueso del país y el 60% de la que se consume en Europa”, señala Rodrigo Masip, de la cooperativa Conjuntfruit.
“La fruta de hueso es nuestro fuerte y hemos perdido el 70% de nuestra producción, pero además, las heladas también afectaron a la fruta de pepita. La manzana ha sido la que más se ha salvado, pero los productores de peras de nuestra cooperativa que no tenían protección antiheladas han sufrido un 60% de disminución en su producción. La calidad de la fruta que ha quedado, además, va a verse afectada”.
“Se esperan calibres más pequeños y peras marcadas con aros de frío y sin su forma característica. Muchas Williams y Limonera van a ir a parar a la industria; en cambio, la Conferencia se ha salvado y vamos a poder trabajar algo en fresco”, comparte Rodrigo.
La falta de fruta será tal que el Gobierno autonómico ha puesto en marcha un paquete millonario de ayudas para los productores y para las centrales y cooperativas, aunque los precios parecen no reaccionar ante una situación que representará una catástrofe para muchos agricultores esta campaña. “Estamos viendo que los precios de compra de la fruta son los mismos precios que el año pasado; sin embargo, en los supermercados han aumentado un 50-60% y, en casos como el de la nectarina, se han duplicado. Al final, la gente, ante esos precios, lo que está haciendo es consumir menos”, alerta Rodrigo. “De hecho, resulta increíble que este año, en el que también hay menos producción de fruta de hueso en Murcia y Extremadura e incluso de melón y sandía en Almería, estemos sufriendo para vender lo poco que tenemos”.
“En la fruta de cultivo convencional, me atrevería a decir que la fruta de hueso está a una media de 60-70 céntimos el kilo, mientras que en manzana se están pagando precios por debajo de los 30 céntimos, dependiendo de la calidad, porque este año ha habido mayor producción en Europa, sobre todo en Polonia. Suelo ser optimista, pero esta campaña va a haber mucho sufrimiento entre los agricultores y muchos van a caer porque se están arruinando. Y los grandes fondos de inversión ya han hecho su aparición y están comprando nuevas fincas esta campaña; en convencional y también en ecológico”.
“Sin ir más lejos, de los 52 billones de euros que se estima que mueve la alimentación ecológica, el 80% pertenece a grandes empresas multinacionales no solo de la rama alimentaria. Aquí en Lleida hay canales muy importantes de comunicación, con grandes bancos detrás, que están invirtiendo en la agricultura ecológica”.
“Es necesario recuperar el equilibrio de los suelos”
Para Conjuntfruit, explica Rodrigo, la producción ecológica es mucho más que especulación, kilos, hectáreas o precios, “es una cuestión medioambiental, de valor, y forma parte de nuestra filosofía. Tenemos socios que incluso están probando técnicas biodinámicas y estudiando los efectos diferenciales que se pueden alcanzar en el cultivo con una mejora de los suelos”.
“Y es que, aunque la ‘revolución verde’ nos ha traído mucha riqueza desde la extensión del uso de fitosanitarios y los fertilizantes de síntesis NPK, también nos ha creado nuevos problemas, como el agotamiento de los suelos, la erosión y un aumento de plagas y enfermedades por el desequilibrio de los sistemas al forzar la producción en unos niveles que no van en consonancia con los ritmos de la naturaleza”.
“Con la agricultura biodinámica se intenta recuperar el equilibrio de los suelos, ya que hoy en día estos desequilibrios en la fertilidad junto con los efectos del cambio climático están haciendo que las producciones bajen y que incluso empiecen a ser inversamente proporcionales al uso de fertilizantes: en los últimos 20-30 años se aumenta cada vez más la fertilización, pero no se ve que ese aumento se refleje en la producción porque, como dicen los propios agricultores, el suelo está fatigado”.
“Cada día sabemos más y comprendemos mejor la complejidad del suelo; por ejemplo, siempre hemos dicho que los árboles se alimentan a través de las raíces, pero lo que realmente hacen es crear simbiosis por micorrizas con los hongos del suelo, que son los que sintetizan los nutrientes disponibles para que puedan ser asimilados por los árboles”.
El suelo es mucho más que solo el aporte de NPK, subraya Rodrigo, “es un sistema natural con una diversidad de microorganismos enorme que durante millones de años ha estado evolucionando hasta llegar a la excelencia, y por eso es necesario intentar recuperar su equilibrio”.
“Aunque somos una cooperativa pequeña con 10 socios y un volumen de producción de 12 millones de kilos (entre hueso y pepita, convencional y ecológica), intentamos hacer también un trabajo divulgativo, para que la gente tenga consciencia de la realidad y que, como mínimo, cuando esté comprando en el supermercado sepa hasta qué punto estará terciando con sus contradicciones”.
Para más información:
Conjuntfruit
Ctra. Vall d´Aran, Km. 6
25123 Torrefarrera, Lleida (España)
Tel.: +34 973 590 180
[email protected]
https://conjuntfruit.es