El calor no solo está en el ambiente, la situación del mercado de la cebolla también puede calificarse como candente. "En las últimas semanas, ha habido un equilibrio razonable entre la oferta y la demanda, pero ahora que Senegal ha entrado en el mercado y que a partir del miércoles no se podrá cosechar, el mercado muestra signos de escasez", afirma el comprador William Nannes, de J.P. Beemsterboer Food Traders, sita en Warmenhuizen.
"El precio por saco de cebollas ha subido ahora a unos 31-32 céntimos. No sé si podremos mantenerlo, también dependerá de la temperatura y las lluvias. Si podemos cosechar la semana que viene y las cebollas de siembra también se cosechan, el suministro será mucho mejor", dice William.
Le resulta difícil hacer predicciones sobre la temporada. "Los productores señalan que hay menos cebollas holandesas, que las exportaciones llevan funcionado muy bien desde hace años y que los costes son más altos, y que esto debería conducir a un nivel de precios más alto, pero la demanda también debe tener la capacidad de aceptar esos precios. Y es que en los últimos años ha habido un nivel de precios demasiado alto que ha frenado las exportaciones".
"La gran pregunta es, de hecho, quién pagará un precio más alto. Los destinos en los que la cebolla es un alimento básico seguirán, en mayor o menor medida, comprando cebollas, pero también habrá destinos que busquen alternativas si el precio es demasiado alto. Prevemos que algunos países africanos más pobres importarán menos cebollas, porque la gente simplemente no se las puede permitir", dice William.
"Además, los países buscarán alternativas en las cebollas chinas, turcas o españolas. Estas están llegando a nuestros destinos habituales de exportación, como Extremo Oriente y África. Con todo, todavía hay muchas incertidumbres, empezando por qué nivel alcanzará la producción".
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William Nannes
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