La respuesta a esta pregunta que surge cada verano, cuando se venden piezas de fruta como sandías, melones o piñas cortadas en mitades en los establecimientos de comercio al por menor, la ha dado el Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
En un informe publicado el pasado mes de septiembre, el Comité concluía que, “en función de la información recopilada, con el objeto de flexibilizar las condiciones de almacenamiento en el punto de venta de melón, sandía, papaya y piña cortadas por la mitad, se pueden admitir, ya que no suponen un riesgo microbiológico significativo, temperaturas inferiores a 25 ºC durante un tiempo menor a 3 horas en un lugar suficientemente ventilado y preservado de luz solar, seguido de un almacenamiento continuo en refrigeración a temperaturas inferiores a 5 ºC”.
No obstante, el documento puntualiza que “para minimizar el riesgo sanitario que puedan suponer estas prácticas, se recomienda descartar para el corte las frutas con un excesivo grado de madurez, o que presenten heridas o hendiduras en su superficie, ya que pueden ser foco de contaminación”.
Asimismo, recomienda que “los establecimientos del sector, independientemente del volumen de ventas, sigan unas escrupulosas prácticas higiénicas, muy especialmente en lo relativo a los instrumentos de corte y, en general, a todos los utensilios utilizados (por ejemplo, realizando una adecuada limpieza y desinfección de los mismos). Además, deben controlarse las condiciones de exposición y de conservación (por ejemplo, manteniendo los alimentos alejados de fuentes de luz solar y fuentes de calor, y registrando adecuadamente la temperatura de almacenamiento), y establecerse las medidas necesarias para prevenir una posible contaminación cruzada”.
Fuente: aesan.gob.es