Los récords batidos a finales de la semana pasada por el precio mayorista de la electricidad conducirán, si no se hace nada, a la muerte económica de un tercio de los fruticultores franceses.
El viernes 26 de agosto, al día siguiente del lanzamiento de la campaña de la Asociación Nacional de Manzanas y Peras (ANPP), que anunciaba una cosecha 2022 ciertamente escasa en cantidad pero de excelente calidad, el precio de la electricidad en el mercado mayorista francés superó los 1.000 € por MWh, ¡un aumento de más del 1.000% en dos años!
Desde hace meses, los centros de envasado de manzanas y peras observan con preocupación la evolución de los precios de la energía. De hecho, cerca de un tercio de ellos deben renovar su contrato de compra de electricidad antes del 31 de diciembre de 2022. Un análisis realizado por la ANPP el pasado mes de junio, que ya había dado lugar a la remisión al Estado, mostró que para una unidad de envasado de 20.000 t al año (media francesa) con un MWh a 300 €, la factura anual pasa de 270.000 € a 1.300.000 €. ¡Hoy se ha superado la barrera de los 4 millones de euros!
Los resultados económicos anuales de estas estaciones frutícolas no superan los 300.000 €/año. Así, firmar un contrato de 4 millones de euros es simplemente como declararse en quiebra. Los proveedores no se equivocan, ya no los ofrecen a los agentes del sector. Es imposible trasladar esta carga a la ya frágil producción, y también es difícil trasladar todo el aumento a la gran distribución y a los consumidores. Atrapados, los productores franceses de manzanas y peras y sus miles de empleados se encuentran hoy en día en una gran angustia psicológica al sentirse abandonados por el Estado.
Y sin embargo, la cosecha está en marcha y la fruta va a la nevera. A diferencia de muchos sectores, no es posible detener la producción si no se destruyen las manzanas y las peras. Con todo, alimentar a los franceses sigue siendo la prioridad del sector.
Aunque este objetivo es también el de los poderes públicos, solo una medida de protección clara, sin ambigüedades y, sobre todo, inmediata, permitirá superar este obstáculo y garantizar la disponibilidad de manzanas y peras francesas a un precio asequible durante toda la temporada y proteger los 22.500 empleos asalariados del sector.
La ANPP exige encarecidamente que la medida energética del plan de resiliencia se adapte en este sentido sin demora. Lo que está en juego es una parte de la soberanía alimentaria francesa.
Para más información:
Association Nationale Pommes Poires
lapomme.org
vergers-ecoresponsables.fr