"Estimamos una caída del 20% en la cosecha de patatas, aunque los datos aún no son definitivos. Es una pena, porque la calidad de los tubérculos es excelente, pero las condiciones meteorológicas y la presencia de elatéridos han dado bastantes quebraderos de cabeza a los productores", afirma Massimo Cristiani, presidente del Consorcio Italiano de la Selenela.
"El auge de los elatéridos es, sin duda, una fuente de gran preocupación, por desgracia. Sabemos que se limita a Emilia-Romaña o Italia, pero Francia, Alemania y Gran Bretaña también están empezando a tener problemas. Desgraciadamente, de momento no hay muchas soluciones".
Las soluciones agronómicas incluyen la rotación de cultivos, el abono verde con esencias biocidas y el aumento de la labranza. "En el frente químico, en cambio, la Unión Europea ha eliminado todas las moléculas válidas, sin ofrecer alternativas. No creo que esa sea una forma correcta de proceder. Estamos a favor de reducir los productos químicos y utilizarlos con moderación, también porque cuestan mucho, pero no se puede desmantelar toda una cadena de suministro".
Otra fuente de preocupación son los costes de almacenamiento. "Nuestras patatas permanecen almacenadas durante muchos meses, y el almacenamiento refrigerado es esencial para una buena conservación. Sin embargo, los costes prohibitivos de ahora, que se prevé que aumenten en los próximos meses, son una grave incertidumbre. Estamos haciendo todo lo posible para ahorrar dinero, pero tenemos que ponernos de acuerdo con la gran distribución; de lo contrario, toda la cadena de suministro va a colapsar".
"Las primeras cotizaciones de nuestras patatas son ligeramente superiores a las de 2021. No se trata de un capricho, sino de una necesidad para cubrir gastos. Desgraciadamente, todos nos encontramos en una situación que nunca quisimos", concluye Massimo Cristiani.
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