La temporada de la sandía en Hungría, así como su temporada nacional del melón, de menor tamaño, ha finalizado en torno a medio mes antes de lo habitual, con menores rendimientos provocados por la intensa ola de calor que se ha extendido por toda Europa este verano.
"La demanda nacional húngara y las exportaciones de sandía al resto de Europa han competido por los volúmenes. Aunque la calidad ha sido alta, los menores rendimientos y el final precoz de la temporada han elevado los precios. Las cinco olas de calor han acelerado la maduración, pero también han acortado la temporada", explica László Sándor, experto en melones de BASF Vegetable Seeds en Hungría.
"Aquí en Hungría, la temporada acabó en torno a medio mes antes de lo habitual. En un retailer vimos que, antes del 20 de agosto, nuestra fiesta nacional, las tiendas estaban vacías. No había grandes cantidades de sandías disponibles, ni siquiera de Italia o España. aún se podían comprar sandías de buena calidad de los mayoristas y los productores. Las grandes cantidades comerciales se acabaron dos semanas antes que en años normales", dice Sándor.
"A causa del calor extremo del verano, las sandías y los melones han madurado a la misma velocidad, mucho más rápido de lo que los productores se pensaron en un principio. Hemos tenido olas de calor durante los meses de mayo, junio, julio y agosto. Ha sido un verano largo y caluroso para Hungría, por eso todo ha ido más deprisa. En ocasiones, la temperatura ha superado el nivel óptimo. En agosto, tuvimos un mercado con más demanda que oferta, por lo que los precios subieron. No fue fácil comprar sandía fresca de calidad en agosto. También hubo cierta escasez en Europa, así como competencia para conseguir sandías suficientes en Hungría entre los comerciantes para la exportación y para el mercado nacional. Por ese motivo, los precios subieron considerablemente".
Sándor dice que los productores también se han aprovechado de unos precios de mercado significativamente mayores para las sandías con respecto al año pasado. "Se necesitan esos ingresos más altos para continuar produciendo, aunque no saben si bastarán para el futuro. El encarecimiento de los insumos para el año que viene también es un problema. Podría darse un ligero incremento de en torno al 10% en la superficie plantada de sandías en algunas regiones. En el este de Hungría, donde se cosecha principalmente durante la segunda mitad de la temporada, el incremento será del 10%, pero en otras regiones, seguramente, plantarán menos de un 10% más. Hay un proceso continuo o una tendencia hacia la concentración de grandes propiedades en Hungría. Los pequeños productores dejan de cultivar y los más grandes son cada vez más grandes. La cadena de valor del agricultor al consumidor es más larga para un productor pequeño. Esta cadena tiene que ser lo más corta posible para que genere suficientes beneficios para los participantes en el proceso".
Túneles de sandía cubiertos en plástico en EUROTÉSZ
El mayor productor de sandía de Hungría, Balázs Dorcsinecz, de EUROTÉSZ, con 70 hectáreas plantadas, dice que ha sido un año difícil para él y sus compañeros productores.
"Este año ha sido difícil, las olas de calor han causado problemas de polinización. Ha habido momentos en que los volúmenes han sido bajos por el descenso de los rendimientos. Para muchos agricultores, el riego ha sido un problema. El ciclo ha sido demasiado largo y no han podido aportar agua suficiente. Los precios se han incrementado y, al menos, es algo que ha ayudado. Los precios medios han estado bien, impulsados por la merma de los rendimientos. Sin embargo, se ha producido un aumento enorme de los costes, en especial del plástico y los fertilizantes", explica Dorcsinecz.
"Todavía no sabemos cómo van a cubrirse los costes de los insumos en los próximos años. Muchas fábricas de fertilizantes han cerrado y se están importando muchos fertilizantes. Todavía estamos a la espera de los precios, pero lo más probable es que suban. El plástico para el año que viene también se encarecerá. Creemos que el año que viene la superficie será más o menos la misma en la provincia de Békés, pero podría disminuir por la falta de mano de obra, lo cual ha planteado un gran inconveniente este año. En algunas zonas de producción se usa mano de obra nacional y rumana, mientras que en otras partes contratan trabajadores rumanos y ucranianos", continúa.
La producción de melones en campo abierto ha dado cantidades limitadas. El cultivo de melón en Hungría tan solo cubre cerca de 400 hectáreas, superficie muy inferior a la de sandía. "Ni siquiera es suficiente para abastecer al mercado nacional, así que las exportaciones a la vecina Eslovaquia son mínimas", dice Sándor.
György Aleksza, el segundo mayor productor de melón de Hungría, señala: "Ha sido una temporada muy difícil por las altas temperaturas. Los melones no crecían como debían. La producción ha sido difícil de planificar. Ya al comienzo de la temporada faltaban melones. Probamos a dividir la plantación en diferentes zonas horarias, pero si la temperatura es demasiado alta, tenemos que hacerle frente".
"El sol no ha provocado daños, solo ha acelerado mucho el periodo de cosecha. Lo que debería haberse cosechado en dos semanas se tuvo que cosechar en una. No fue fácil para los supermercados recibir tanto de golpe, y tampoco pueden responder tan rápido. Fue muy difícil gestionar la cosecha algunas semanas. No sé lo que pasará en las próximas temporadas, depende del agua que haya en el suelo y de cómo podamos regar y gestionar el riego".
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Laszlo Sandor
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