La campaña del kaki en la Ribera se iniciará a finales de este mes con una merma en la producción del 50%. "La situación dificultará el suministro del producto a nuevos mercados internacionales como es el caso de Perú, Brasil o Canadá", advierte Bernardo Ferrer, vicepresidente de AVA-ASAJA, quien añade que "es una lástima para el sector porque es una gran oportunidad para abrir nuevas fronteras". No obstante, "no habrá desabastecimiento, pero será importante repartir el producto para que llegue a todos".
La caída de la producción durante esta campaña tiene su origen en el aumento de la presencia de plagas, las lluvias abundantes durante la primavera y elevadas temperaturas en verano, situación que ha provocado el abandono de cultivos. Como indica Ferrer, "desde 2018 se ha producido una notable disminución de parcelas en la comarca. Este año se ha agravado, ya que no es rentable". Esta desatención comportará, a su vez, una proliferación de las plagas. "Muchos productores no han invertido suficiente en el cuidado de sus campos. Además, la Unión Europea prohíbe muchos tratamientos, por lo que estamos indefensos".
Al menos, la oferta y la demanda estarán equilibradas, si bien, al faltar producción, no habrá rentabilidad para los agricultores. "De normal, la producción es de 350.000 toneladas y este año no llegaremos a las 180.000 toneladas. Los costes de producción y las plagas nos ahogan", adelanta Bernardo Ferrer. "Es una lástima liderar el 90% del mercado europeo y no tener ayuda. El productor perderá dinero. Necesitamos una interprofesional entre productores, cooperativa y comercios para marcar estrategias como marcar el precio, pero ahora el precio lo pone la gran distribución".
Fuente: levante-emv.com