"Este año ha quedado clara una cosa: los consumidores están dispuestos a pagar un buen precio por mangos de buena calidad y sabrosos. Los supermercados del norte de Europa prefieren los mangos Kent, hay un buen mercado para ellos durante todo el año. Sin embargo, las cosas se ponen interesantes cuando hay pocos o demasiados mangos en el mercado. Como la primavera y el verano pasados", comienza diciendo Henk van der Meij, de la empresa holandesa Hars and Hagebauer.
La temporada de Costa de Marfil fue problemática, como de costumbre, ya que llegó bastante fruta en poco tiempo, con los consiguientes precios bajos. Sin embargo, se produjo una escasez inesperada. "Eso hizo que inmediatamente se pagaran grandes precios por la fruta, situación que duró desde julio hasta agosto, y se pagaron precios que no habíamos visto en mucho tiempo".
"Los productores estaban esperanzados, y todo el mundo tenía un estado de ánimo positivo. Solo los fletes marítimos por las nubes fastidiaban el ambiente. Pero, con unos precios de verano como esos, incluso los costes disparados seguían siendo asequibles. Sin embargo, una situación así nunca dura demasiado. Por algo se dice que lo que sube tiene que bajar", continúa Henk.
"Desde entonces, hemos entrado en la típica depresión de finales de verano, con muchas menos ventas y algunas frutas mediocres en el mercado. Los precios están sometidos a una presión considerable. Además, España se ha adelantado al mercado, con tamaños mayoritariamente pequeños. Hemos pasado de un mercado de vendedores a uno de compradores. Por desgracia, los productores israelíes no pudieron aprovechar los altos precios del verano. Mientras su cosecha maduraba lentamente, observaban con interés los precios en Europa. Lamentablemente, cuando llegó su fruta, los precios ya habían bajado".
"Creo que, con estos volúmenes bastante pequeños que entran en el mercado, los precios volverán a corregirse pronto a niveles razonables. Al mercado le vendrían bien los mangos. Sin embargo, hay una pregunta clave", según el importador: "¿Esta caída de precios se debe al malestar económico general con la situación en Ucrania y los precios del gas? ¿O estamos intentando ver razones inexistentes? Es un hecho que las ventas a Ucrania se han desplomado por completo".
"Es indudable que se apoya el argumento de que los europeos comerán menos fruta de lujo en estos tiempos de incertidumbre. Sin embargo, también se dice que el consumo de frutas y hortalizas continuará, a pesar de todo. ¿Quién sabe? Esperemos que la guerra termine pronto. Eso sería bueno para nosotros, como importadores de fruta, pero aún más para las víctimas de esa violencia", concluye Henk.
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