"Actualmente estamos totalmente enfocados en traer la cosecha de cebolla", nos dijo Mike de Koster de la empresa holandesa WDK Onions la semana pasada. "La última vez que empezó a llover, pensamos que todo estaría bien. Pero luego continuó lloviendo, y llovió mucho". Si todo hubiera ido bien, se habrían sacado todas las cebollas de la tierra para el viernes por la noche, antes de la lluvia.
"Eso requiere soluciones bastante creativas porque hay pocos camiones disponibles, lo que hace que la planificación sea bastante complicada". Si bien las cebollas que llegaron después de la lluvia muestran algunas diferencias de color comparadas con las que se llegaron antes, el clasificador está satisfecho con la calidad de las cebollas. "Hay algunos lotes con fusariosis, pero en general la calidad es buena. Sin embargo, existen grandes diferencias en los rendimientos. En el sur, varía de 35 a 70 toneladas por hectárea", dice Mike.
"La demanda parece algo más tranquila en este momento. Eso también puede deberse a que todos están ocupados con la cosecha, pero las exportaciones también parecen estar disminuyendo un poco. África lleva la voz cantante durante esta parte de la temporada, y las cosas empezaron bien. Como la producción local se estaba agotando, ese mercado estaba vacío. Los importadores africanos también lograron obtener un poco de ganancia, por lo que los pagos también estuvieron bien. Ese mercado se está saturando un poco ahora; entonces esos márgenes se reducen y se ralentizan los pagos".
"Los precios de las pacas siguen estables, aunque empiezan a bajar lentamente. Eso dificulta las cosas; los márgenes entre los precios de los productores y los precios de exportación se reducen demasiado. Eso hace que el comercio sea mucho más difícil, mientras que debemos seguir avanzando porque necesitamos enviar volúmenes de aquí a Navidad", concluye Mike.
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