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Jorge Astudillo Gálvez, de Agroindustrial Valle Arriba SpA

“Viendo las condiciones de madurez de la fruta, comenzaremos a cosechar las cerezas primores a partir de la próxima semana”

Todo está preparado para que comience la recolección de las primeras cerezas de la temporada de Chile en Ovalle. “Viendo las condiciones de madurez que está presentado la fruta, consideramos que en el huerto de Tabalí de Valle Arriba comenzaremos a cosechar las primeras cerezas a partir de la próxima semana”, explica Jorge Astudillo Gálvez, ingeniero agrónomo y gerente de producción de la compañía y fundador del Seminario Internacional de Cerezas Primores realizado en Ovalle, región de Coquimbo. “Con estos primeros volúmenes de la zona de Ovalle se va a empezar a cubrir la demanda de esta fruta primor en China, donde llegará por vía aérea hasta que a mediados de noviembre se inicien los primeros envíos marítimos a través del servicio Cherry Express”.

“Chile exporta a China el 95% de su producción, lo que ciertamente conlleva riesgos considerando que se trata prácticamente de un solo destino. Las últimas temporadas no han sido normales, tanto por el COVID como por los temas logísticos. Las cerezas primores escapan a todos esos factores que pueden afectar a la fruta en otro momento de la campaña”.

Para los productores de la zona central de Chile hay un factor añadido: el Año Nuevo chino, “y este año están obligados a exportar la fruta antes de la quincena de diciembre proyectando llegar a destino antes del 20 de enero”. Y es que en 2023 el Año Nuevo chino, cuya fecha difiere cada año, se celebrará con un adelanto considerable respecto al año anterior; de hecho, hay que retroceder al 2004 para encontrar un año en el que la celebración fuera tan temprana.

“A la cereza primor no le afecta el adelantamiento de esta importante festividad, porque su llegada al mercado chino no está relacionada con esa fecha, su llegada se produce meses antes; lo importante es llegar con fruta de buena calidad, con las condiciones comerciales adecuadas para las variedades que se cultivan en la zona”.

“Hace solo 5 años éramos prácticamente los únicos que cultivábamos cerezas en el Valle del Limarí y hoy en día ya hay más 300 hectáreas con un potencial que podría llegar a más de 1.000”
El precio que adquiere esta primera fruta en el mercado de exportación, junto con la falta de competencia en China, son las razones detrás del aumento de superficie que ha experimentado la zona de Ovalle en los últimos años. “Los cerezos están tomando cada vez más preponderancia en la región. Hace solo 5 años Agroindustrial Valle Arriba éramos los únicos que cultivábamos cerezas en la zona y hoy en día ya hay 300 hectáreas con potencial de 1.000”, explica Jorge Astudillo. “Los retornos promedios de los últimos años, para quienes cosechan su fruta antes de la semana 46, bordean los 15 USD por kilo”

“Importante es hacer un énfasis en que estamos en una zona semidesértica y los cerezos no tienen las mismas condiciones que la zona sur, que concentra más del 95% de la superficie plantada. En esta zona, además, se hace muy atractivo desde el punto de vista de la sustentabilidad hídrica, dado que requieren de un menor aporte de agua con relación a otros cultivos de la zona, como el palto, los cítricos o la uva de mesa; de hecho, los cerezos podrían requerir entre un 30 a un 50% del agua de la temporada respecto a la que precisan esos cultivos”.

Valle Arriba SpA. está dedicada desde sus inicios en el 2000 a la producción de aceite de oliva extra virgen, convencional y orgánico, que exporta al mercado estadounidense. “Tenemos más de 600 hectáreas de olivos, 400 orgánicas (Fundo Tabalí) y más de 200 convencionales (Fundo Los Lirios) acá en Ovalle. Por otro lado, en uno de los fundos, en Tabalí, existe un huerto de 4 hectáreas de cerezos de 20 años, que dio paso a nuevas etapas plantadas en el tiempo. Proyectamos llegar a este año a 50 hectáreas. Si bien no nos cerramos a probar nuevas variedades, seguimos trabajando principalmente con Brooks, una variedad tradicional que se ha adaptado de muy buena forma a esta zona y que tiene características sensoriales muy atractivas para el consumidor asiático, muy distintas a las que se daban en la zona sur”.

“En las dos décadas en las que se han cultivado estas cerezas en Ovalle hemos visto cómo los factores climáticos han ido modificándose con el paso del tiempo, tanto en el comportamiento invernal asociado a la dormancia necesaria como en las temperaturas, que son responsables de la madurez y crecimiento de brotes. Debemos estar muy atentos para enfrentar situaciones como la acontecida el 2019, cuando hubo un evento en plena floración (invierno), que se presentó más de 30 ºC durante una mañana con humedades relativas de menos del 10% que dañó las flores, afectó a la cuaja y la producción. Otro, por ejemplo, el caso que ocurrió en mayo del año 2017, cuando en un día precipitaron más de 100 mm y la acumulación de frío invernal no superó las 100 HF”.


Desierto florido tras las lluvias de este año.

“Esos eventos están siendo cada vez más habituales y como agricultores tenemos que enfrentarlos con prácticas agronómicas específicas; asumirlos también, en un escenario a nivel mundial y local cada vez más complejo. Una de las obligaciones de nosotros los agrónomos es buscar las soluciones para tratar, en la medida de lo posible, de controlar las condiciones y los factores de la producción. La tecnología será una de las herramientas claves que debemos incorporar en el manejo los huertos. De esta forma, conociendo bien las realidades de los diferentes terroirs, podremos enfrentar estos cambios del clima de los que somos responsables nosotros mismos”.

Para más información:
Agroindustrial Valle Arriba SpA
www.vallearriba.cl
Jorge Astudillo Gálvez
[email protected]