En los últimos días, algunos agricultores del sur de Italia han manifestado su preocupación por la excepcional y temprana floración de sus plantas de cítricos, provocada, en parte, por las altas y anómalas temperaturas de estas primeras semanas de invierno. Sin embargo, parece que no todas las causas son atribuibles al cambio climático, que sigue representando una de las principales amenazas para el sector agrícola.
Al respecto, le preguntamos a Vito Vitelli, agrónomo experto en citricultura, su opinión: "Paseando por los huertos de las regiones de Basilicata y Apulia, y mirando algunas plantas de cítricos, me parecía que estaba en abril, por las flores. Pero si analizáramos en detalle esos campos, inmediatamente entenderíamos que esta reacción también se debe a un manejo inadecuado de los cultivos. De hecho, los efectos del cambio climático pueden mitigarse considerablemente con una aplicación más racional de las técnicas agronómicas".
Y es que no solo la tendencia climática anómala, con inviernos con temperaturas tan suaves como las actuales, desestabiliza el ciclo vegetativo-productivo de las plantas.
"A menudo en esos campos de cítricos en flor se dan condiciones anómalas, como por ejemplo el manejo del suelo con laboreo frecuente, el riego por aspersión (y no microcaudal) con turnos y volúmenes irregulares, podas inapropiadas, la distribución desequilibrada de nutrientes y el control insuficiente de organismos nocivos. Las modernas técnicas agronómicas pueden contrarrestar o limitar los efectos negativos del cambio climático", continúa el experto.
Por tanto, el clima templado y la falta de discontinuidad entre las distintas estaciones del año sustentan todo ello. "Las prácticas agronómicas correctas deben ayudarnos a reducir estos episodios extraños y desagradables, que pueden traducirse en una pérdida de productividad en la próxima campaña. La mejora genética también nos puede ofrecer soluciones, ya que debemos mirar hacia variedades que logren ser más tolerantes a irregularidades climáticas y ambientales".