"Cuando en 2018, tras importantes inversiones en tecnología de última generación, probamos las nuevas líneas de proceso para la transformación de derivados de la granada, nos guiaba cierto optimismo. De cara al futuro teníamos la certeza –gracias a los beneficios de la fruta para la salud– de que podría nacer una cadena de suministro de granada italiana certificada, con el fin de despertar el interés de consumidores y multinacionales. Por diversas razones, las cosas no fueron así y por ello la campaña de los dos principales productos de la granada avanza con gran dificultad: los arilos frescos de IV gama y el zumo ecológico", dice Salvatore Imbesi, gerente de Agrumi-Gel, una conocida marca siciliana especializada en la transformación de cítricos, granadas y frutas de verano.
"Aunque la tendencia a consumir zumos recién exprimidos está creciendo y nuestra granada es excelente en términos de calidad organoléptica, en los últimos años el interés por un zumo de nicho elaborado en Sicilia se ha desplomado debido a las grandes cantidades de productos de terceros países introducidos en el mercado. Por eso, a pesar de que Sicilia tiene todas las características requeridas para este cultivo, hoy queda el rencor de los productores que han invertido en superficies más grandes, cuyos volúmenes, lamentablemente, no pueden ser rentables en comparación con los costes de producción. Esto se debe precisamente a la introducción de productos cuyo origen se desconoce en algunos casos y está provocando el abandono de los cultivos por parte de los productores, especialmente en el interior de Catania. El daño es enorme para toda la cadena de suministro, los productores en particular, que, con vistas a diversificar sus producciones de cítricos, decidieron plantar granados y que hoy se ven obligados a volver a extirparlos, también por la falta de un catastro agrícola capaz de controlar las producciones mediante una base de datos nacional".
Tradicionalmente, en Sicilia solo se cultivaban granadas de variedades locales, especialmente la Dente di Cavallo, o la Mollar, muy apreciada por sus semillas blandas. En años más recientes, con la introducción de las variedades Wonderful, Parfianka y Acco, se han incrementado el rendimiento, la calidad estética y el sabor persistente de la fruta. Entre las variedades más extendidas, la granada Acco es la más temprana: tiene una campaña que comienza a finales de septiembre y una productividad que varía de 25 a 30 toneladas por hectárea, mientras que la Wonderful se comienza a cosechar a finales de octubre y produce entre 35 y 45 toneladas por hectárea.
Agrumi-Gel transforma frutas tanto ecológicas como convencionales, provenientes de varias zonas de cultivo, en particular el interior del Etna, pero también Agrigento, Trapani, Marsala, Canicattì y Chiaramonte Gulfi.
"Hemos pasado, por lo tanto, de una fase inicial en la que la demanda de consumo de granada se expandía rápidamente con una oferta que no era del todo suficiente, a la fase actual en la que tenemos más disponibilidad de producto de la necesaria. Estamos hablando de un producto sin residuos, sano y certificado en todos los eslabones de la cadena de suministro. Entendiendo que en un mercado libre la entrada y salida de mercancías está regulada por los convenios de cada país, me pregunto: a pesar de las medidas drásticas emprendidas a nivel comunitario, ¿estamos seguros de que los grandes retailers italianos controlan los productos extranjeros como deberían, para garantizar la salubridad del producto al consumidor? Como es sabido, la llegada de granadas extranjeras al mercado italiano (y este razonamiento se aplica también a los cítricos) cultivadas con reglas diferentes a las nuestras puede generar un gran desequilibrio en los mercados en detrimento de nuestras producciones", concluye Salvatore Imbesi.
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