"¿Pero de qué tipo de sostenibilidad estamos hablando?", se pregunta Rocco De Lucia, CEO de Siropack, hablando sobre el tema del envasado. "Cuando hablamos de envases, no podemos expresarnos solo en eslóganes, basados en emociones, rumores o las modas del momento. 'El papel es hermoso, el plástico contamina' es la tendencia actual. Lamentablemente, no hay datos científicos que confirmen esta tesis".
Siropack Italia es una empresa que opera en el sector de las máquinas automáticas para el envasado de alimentos y productos farmacéuticos: ambos tienen una importancia fundamental para la salud pública. "Construimos tanto máquinas que usan papel como máquinas para envases plásticos, entonces no tenemos ningún interés partidista, si no el interés en la verdad", explica De Lucia.
Ya en 2018, antes de que la cuestión adquiriera sus implicaciones actuales, Siropack planteó la cuestión de la sostenibilidad de los materiales de cartón frente a los plásticos. Ya entonces era evidente que el plástico tenía puntos de ventaja sobre el papel. (Descarga aquí la investigación científica en italiano o en inglés).
"Ambos recursos, papel y plástico, tienen aspectos positivos y negativos. El papel proviene de fuentes renovables y tiene una alta tasa de reciclaje. Durante su producción, sin embargo, el consumo de recursos es alto, al igual que las emisiones de CO₂. La producción de plástico tiene un menor impacto en el consumo de recursos y en las emisiones, pero el mal manejo al final de la vida útil es un problema que requiere una solución oportuna para proteger el ecosistema".
Barbara Burioli y Rocco De Lucia
"Tomar decisiones siguiendo una moda, como hacen algunas cadenas de supermercados e instituciones locales, por ejemplo, a través de la introducción de Municipios Libres de Plástico, sin antes haber realizado un estudio científico sobre el ciclo de vida de los productos (Life Cycle Assessment), ha provocado un malsano greenwashing y mayores perjuicios para todo el sector, destruyendo los tres pilares de la sostenibilidad: el económico, el medioambiental y el social".
"Hoy, leyendo los datos que surgen de una investigación de la Comisión Europea, también podemos ver que el desperdicio de alimentos está muy fuertemente relacionado con el uso de un embalaje inadecuado. De hecho, el desperdicio de alimentos le cuesta a Europa 170 millones de toneladas de CO₂ y 143.000 millones de euros al año (fuente: Parlamento Europeo, 2018)".
"Veamos la imagen de arriba, que muestra tarrinas para frutas y verduras con asas: una de cartón, otra de plástico con ojete metálico y una tercera de plástico monomaterial con asa soldada por ultrasonidos. Los números son los siguientes, resumidos en el gráfico: considerando una producción de 1 millón de estas tarrinas del mismo tamaño, la tarrina soldada por ultrasonidos requiere para su transporte 694 cajas, 35 palés y 1,24 camiones; la tarrina con ojete, 1.389 cajas, 69 palés y 2,48 camiones, y la tarrina de cartón, 3.676 cajas, 245 palés y 8,75 camiones".
"Datos en mano, si la dirección en la que nos empujan las instituciones es la descrita anteriormente, entonces los verdaderos terroristas climáticos son aquellos que adoptan estas perversas políticas sin ningún fundamento científico", concluye De Lucia.
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