Los niveles de los precios de los tomates en Almería siguen elevados en origen y, por ende, para el cliente final. Sin embargo, “a partir de ahora, lo normal es que si empieza a mejorar el tiempo, también subirá la producción por metro cuadrado y los precios se regularán un poco hacia una zona de mayor confort, a unos niveles de venta más correctos para el agricultor y el comprador”, explica Miguel Pérez, director comercial de Coprohníjar.
Todo se basa en la relación entre la oferta y la demanda, resume Miguel. “Hemos tenido unos meses de octubre, noviembre y diciembre con unas temperaturas excesivamente altas, que hicieron que las producciones adelantaran sus picos un mes/mes y medio, de manera que en vez de haber sido en enero/febrero fueron en noviembre/diciembre, cuando los precios estaban, además, bajos. El frente frío llegó justo en ese momento en el que había menos producción, ralentizando el engorde de los frutos y disminuyendo aún más la oferta. Pero no solo en España; en todos los países productores del momento: Marruecos, Senegal, Túnez, Grecia Turquía… Mientras en Centroeuropa la producción no ha sido significativa”.
“Por lo general, los productores holandeses y belgas deberían empezar a mediados de marzo, aunque este año, por el tema del precio del gas, en teoría se espera que comiencen a finales de abril; por eso, lo normal es que haya finalmente un punto de inflexión en los precios del tomate en ese momento”.
Francisco de Ves, presidente de Coprohníjar, y Miguel Pérez.
“En la zona de Níjar es verdad que ya hay plantaciones que están acabando, pero otras zonas de España, no solo en Almería, continúan con la producción, al igual que los países africanos; por lo que, en mi opinión, si no ocurre algo inesperado como un brote de virus rugoso o una masa de aire frío en el norte de Europa, va a haber una transición fluida y sin problema de las campañas del sur a las de Centroeuropa. De hecho, si hay alguna ruptura en la oferta, solo será por factores ajenos”.
“Después del brexit, Inglaterra hizo a Marruecos su principal proveedor de tomates por un tema solamente de precios”
Y es que, aunque estamos dentro de un mercado competitivo pero libre, en los últimos tiempos hemos visto el impacto de las decisiones políticas sobre la dinámica y el equilibrio de la oferta en unos bienes tan esenciales como son los alimentos; desde la guerra en Ucrania a las limitaciones a las exportaciones en importantes países proveedores de hortalizas.
“Al respecto, después del brexit, Inglaterra movió ficha e hizo a Marruecos su principal proveedor de tomates por un tema solamente de precios. En Coprohníjar hemos llegado a mandar hasta un 35% de nuestra producción a Inglaterra, mientras hoy en día el porcentaje no se acerca ni de lejos a esa cifra”, recuerda Miguel.
“Marruecos puede ser más competitivo en sus tomates por un tema de mano de obra, y en muchos momentos a Inglaterra le ha venido muy bien tenerlo como proveedor, pero las semanas pasadas se vieron imágenes de las estanterías vacías en los supermercados ingleses en las que faltaban vegetales”.
Por supuesto, por diversos motivos que habían confluido en ese momento, puntualiza Miguel. “El Gobierno de Marruecos intervino limitando las exportaciones de tomate a África para evitar que subieran los precios en el país, y no sabemos bien si ha habido alguna disminución de las exportaciones hacia el norte. Pero lo que sí es cierto es que, independientemente de la regulación del mercado, debían de tener una menor oferta de mercancía, porque si no, no habrían subido los precios ni habría sido necesaria una intervención sobre las exportaciones”.
Ahora Turquía, inmersa en el largo proceso de reconstrucción de las áreas afectadas por el terremoto, también habría aplicado una medida similar para regular los precios en el mercado interno con la limitación en las exportaciones de tomate; en su caso hasta el próximo 14 de abril. Y, aunque los principales clientes de las empresas turcas son países del este de Europa, esta decisión está llamada a no pasar inadvertida en el mercado internacional; no en vano, Turquía exportó en 2021, según cifras oficiales de la FAO, 606,6 millones de toneladas de tomates frescos, una cantidad importante, y ciertamente cercana a los 629,5 millones de toneladas que exportó Marruecos e incluso a los 660 millones de toneladas que exportó España.
“Está claro que una menor oferta en el mercado, de cualquier zona, tendrá su impacto e influirá en una subida de los precios. Con el paso de los días veremos cuál es el equilibrio que se establece entre la mayor producción que se espera y lo que se deje de exportar desde Marruecos y Turquía”.
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