La escasez de cebollas en el mercado europeo ha hecho que el inicio de la temporada de importación sea totalmente distinto. "No he vivido esto muy a menudo en mi carrera como comerciante de cebollas. La temporada 2018/2019 también fue memorable, pero ahora es aún más extrema; la locura ha empezado muy pronto", comienza Jan van der Lans.
Van der Lans International, una empresa holandesa, espera recibir sus primeras cebollas de Nueva Zelanda el 10 de marzo. "Se cosecharon en enero, antes de las fuertes lluvias. En Nueva Zelanda, el ciclón Gabrielle siguió a estas lluvias del 13 al 15 de febrero, provocando incluso que se declarara el estado de emergencia. Ese ciclón azotó con especial dureza la zona de Hawkes Bay, también una importante zona de cultivo de manzanas. La oferta de cebollas neozelandesas ya era menor debido a la reducción de la plantación y a que había llovido mucho en otoño".
"Todavía es difícil hacer una estimación, pero esperamos un 30% menos de oferta de Nueva Zelanda. La oferta europea también es muy limitada, lo que se traduce en precios altos. Las cifras de exportación holandesas son buenas si se tiene en cuenta que la cosecha total fue más de un 17% inferior. La locura del mercado se limita a las cebollas amarillas; los precios no benefician en nada a las ventas de cebollas rojas. Estas son más baratas que las amarillas y siguen siendo abundantes. España fue la primera en empezar a pagar precios altos debido a la escasez, sobre todo, de cebollas de calibre superior a 70 mm. El país también importa cada vez más cebollas directamente de Nueva Zelanda y Sudáfrica", dice Jan.
"Intentamos cubrir los pedidos con cebollas de otros lugares, pero hay más piratas, lo que no beneficia a los precios de la cebolla. Además, países como Argentina y Chile también tienen cosechas más pequeñas. Estamos recibiendo cebollas sudafricanas, y he oído que algunos agentes del mercado empezaron a importar de Egipto a principios de febrero; nosotros empezamos más tarde. No tiene sentido desperdiciar las cebollas cosechándolas demasiado frescas para quizá conseguir un mejor precio. Nadie quiere cebollas en mal estado".
Andrea Candiano, Jan van der Lans y Thijs Terwindt.
Últimamente, sobre todo los supermercados alemanes (bajo el pretexto de "lo local para lo local") han empezado a rehuir cada vez más la importación de cebollas a principios de temporada. Sin embargo, esta situación se ha invertido por completo. "Volvemos a ser amigos", ríe Jan. "Todo el mundo quiere poner en marcha programas, preferiblemente en condiciones flexibles. Y como es un mercado de vendedores, podemos fijar nuestras condiciones".
Al menos para Jan, todo esto supone una última temporada memorable: ha vendido la mayoría de sus acciones a sus colegas, Thijs Terwindt y Andrea Candiano. "Seguiré implicado, pero cedo el testigo a la nueva dirección, en la que confío plenamente. Pero antes, quiero cerrar con éxito esta insólita temporada de cebolla", concluye.
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Jan van der Lans
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