La zanahoria ecológica está iniciando la campaña en la provincia de Cádiz, en una temporada que, como afirma Jean Claude Mathaly, gerente de Cortijo Bio, “será interesante”.
“El año anterior fue catastrófico en general para el mundo agrícola: en una situación de costes muy elevados, nos encontramos con mercados muy difíciles y niveles de precios muy bajos. Y los que nos dedicamos a la agricultura ecológica no nos escapamos de esa situación”, recuerda. “Estamos sujetos a las decisiones de los clientes, que no dejan de ser las cadenas de supermercados, y que compran bajo la premisa de conseguir hacerlo lo más barato posible. Sin embargo, este año la situación no puede ser más opuesta”.
Y es que la producción de zanahorias este año es significativamente menor en la provincia de Cádiz. “Por desgracia, hay muchos productores y empresas que sufrieron tanto en la campaña anterior que no han tenido la capacidad económica de volver a sembrar este año. Y a esto hay que añadirle el factor de la sequía y las restricciones a la disponibilidad de agua, que hicieron que mucha gente no pudiera sembrar o que al final haya puesto menos superficie y muy tarde”.
“Además, las temperaturas tan suaves del otoño han provocado que las zanahorias hayan desarrollado más la parte vegetativa, es decir, las hojas, frente a las raíces, y nos estamos encontrando con rendimientos más cortos”.
“Todo eso ha hecho que este año arranquemos campaña con una demanda en ecológico superior a la oferta y unos precios muy altos que esperemos que permitan recuperar las grandes pérdidas de la campaña anterior, que fue totalmente anormal”, cuando el segmento bío fue muy castigado por la espiral inflacionaria. “Nos encontramos con un mercado que, si bien iba creciendo –y muchos años a doble dígito–, ha registrado un estancamiento en el consumo. El descenso ha sido diferente según los países, pero sobre todo lo hemos notado en el mercado francés, donde la bajada ha sido más tangible”.
“No obstante, soy absolutamente optimista sobre el desarrollo del mercado ecológico. Ahora estamos pasando por un momento delicado de estancamiento, pero en cuanto se supere, vamos a seguir creciendo porque la gente es consciente de que tenemos que comer alimentos de calidad y seguros”.
“Cada vez está siendo más difícil planificar los cultivos”
La inflación y el aumento de los costes de producción son factores coyunturales que todos esperamos que vuelvan a los niveles precedentes a la guerra en Ucrania, aunque en estos momentos no se divise un horizonte cierto en el que pueda ocurrir; e igualmente, se tiene la esperanza de que acabe la sequía, aunque en su caso, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) ha sido taxativo en su último informe de evaluación sobre la evolución de la crisis climática, afirmando explícitamente que los riesgos asociados al calentamiento global del planeta son más graves que los previstos y que, por desgracia, la inseguridad hídrica –y con ella la inseguridad alimentaria– se incrementará debido al aumento del calentamiento.
“Ya estamos viéndolo en toda Europa. La incertidumbre por el clima está haciendo que cada vez sea más difícil planificar los cultivos y que el riesgo económico que asumen los productores sea también mayor. Es un problema real y es importante que los clientes y los consumidores europeos tengan en cuenta este nuevo fenómeno, que ya no es tan nuevo porque ha llegado para quedarse, y que hoy en día comer cuesta –inevitablemente– más”.
“No se le puede seguir pagando a un productor 7 céntimos por un kilo de cebollas”, indica Jean Claude, recordando que incluso antes de esta situación ya existía un problema de relevo generacional en la agricultura que apunta a intensificarse. “Para que la agricultura funcione bien y siga habiendo agricultores, en adelante tiene que haber entendimiento, colaboración, compromiso y contrataciones de precios decentes para todos los actores de la cadena alimentaria, y en particular para los agricultores, si no, va a ser muy complicado, como estamos viendo que ha ocurrido este año en la zanahoria”.
“La agricultura es de los pocos negocios en el mundo en el que quien se dedica a poner sus esfuerzos y su economía para producir algo tiene que esperar a que alguien le diga cuánto cuesta lo que ha hecho”.
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