Las exportaciones de cerezas argentinas han registrado esta campaña una nueva contracción –del 12% respecto a la temporada anterior, y del 22% respecto a la campaña 2020/2021– que han ubicado las 4.749 toneladas despachadas como la cifra de colocaciones más baja de los últimos 5 años.
“Las bajas observadas en la exportación de la presente temporada están en relación directa con los problemas climáticos que registraron las explotaciones de cerezas en toda la zona productiva del país”, reflexionó Aníbal Caminiti, gerente de la Cámara Argentina de Productores Integrados de Cerezas (CAPCI), en diálogo con LMNeuquén. Sin embargo, las estadísticas muestran, independientemente del clima, que hace ya diez años que la actividad no presenta un crecimiento de su superficie implantada. Y es que “es muy difícil para una actividad que necesita años para recuperar la inversión, trabajar en un país donde las variables macroeconómicas presentan enormes distorsiones”, recordó Caminiti.
Un vecino de la región, como es Chile, ha recorrido un camino muy diferente en la industria de la cereza, convirtiéndose en poco más de 20 años en el principal exportador de cerezas de todo el mundo. El país tiene un cuarto de la superficie total de la Argentina, y un décimo de la superficie cultivable; pero pese a esta desventaja natural, exportó esta temporada unas 410.000 toneladas de cerezas, alrededor de 100 veces más que la Argentina, generando divisas por más de 2.100 millones de dólares, frente a los 15 millones de las exportaciones de la fruta argentina.
¿Qué diferencia a los dos países en este punto específico?, plantea LMNeuquén. “Simple: Chile muestra políticas económicas consistentes hace ya más de tres décadas; el Estado es socio del privado y juntos salen a buscar mercados; hay un acuerdo entre los distintos partidos políticos para mantener sin grandes desvíos las variables macro que sostienen su economía; y fundamental, un Estado que nunca gasta más de lo que recauda”.
“El caso de la explotación de cerezas es tan solo uno de los tantos ejemplos que refleja las oportunidades que perdió la Argentina en todo este último tiempo para poder desarrollar sistemas productivos en su enorme y fértil superficie, que podrían haber acercado los miles de millones de dólares que hoy necesita la economía argentina para funcionar”.
Fuente: lmneuquen.com