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"Los cítricos actuales parecen ser un producto afortunado del cambio climático”

¿Cuál es el origen de las mandarinas actuales?

La respuesta a esa pregunta ha sido durante mucho tiempo un misterio, pero que ahora el Centro de Genómica del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), sitúa en las montañas de Nanling (China meridional, en las estribaciones del Himalaya) hace 1,6 millones de años.

En aquel momento se produjo una mutación en las mandarinas de esa región asiática que hizo posible la reproducción asexual apomíctica (apomixis), un proceso que permite que se generen clones maternos a partir de embriones somáticos. Este acontecimiento, afirma el biólogo Manuel Talón, supuso un gran avance para los primeros agricultores y fue aprovechado por los agricultores chinos antes de la implantación del injerto, hace unos 3.000 años, y que de hecho, permitió que los cítricos llegaran a la cuenca mediterránea a través de las conquistas de Alejandro Magno, la diáspora y sobre todo por la expansión del islam.

Pero echando la vista aún más atrás, lo más sorprendente es que los cítricos actuales, incluyendo las mandarinas, “parecen ser un producto afortunado del cambio climático”, comenta Talón. Y es que el estudio de sus genomas indica que el ancestro de los cítricos experimentó hace alrededor de siete millones de años una súbita radiación en un corto espacio de tiempo que dio lugar a los predecesores de las especies actuales. La radiación de los cítricos coincidió con un periodo de enfriamiento global ligado a una reducción en los niveles del CO₂.

Esta reducción probablemente resultó del secuestro y almacenamiento del carbono en los océanos, una circunstancia que parece estar ligada a una ligera inclinación del eje terrestre. “La reducción del carbono disponible trajo consigo una fase de enfriamiento global, que se tradujo en un aumento de la aridez en las regiones subtropicales”, comenta el investigador del IVIA. Entones, en el sureste asiático se produjo una intensificación del monzón de invierno, acentuando las diferencias entre las estaciones.

“En estas condiciones, el ancestro de los cítricos se vio forzado a evolucionar dando lugar a nuevas especies de cítricos que migraron buscando nuevos nichos. Los cítricos abandonaron así el paraíso tropical que suponía su hábitat natural, protegido en el interior del bosque lluvioso, para adentrarse en áreas más abiertas y expuestas a climas estacionales con periodos más secos y áridos”, agrega.

En el sureste asiático continental, el cidro migró hacia el oeste, (India), el pummelo se dispersó hacia el sur (Tailandia), mientras que los cítricos de tipo mandarina se desplazaron a hacia el este (China), llegando a alcanzar Japón y sus islas.

 

Fuente: levante-emv.com

Fecha de publicación: