Mientras que las uvas libanesas de exportación suelen ir a parar a los países del Golfo o Asia, Fadi Sarkis, de Natagri, se centra firmemente en Europa. "Suelo visitar las ferias de Berlín y Madrid para conocer mejor las exigencias del mercado europeo. Mi empresa es una de las pocas del Líbano que exporta uvas a ese destino tan interesante desde el punto de vista comercial", empieza diciendo Fadi con orgullo.
Pero la ambición del viticultor y exportador va más allá, no en la distancia (los mercados más lejanos aún no están en sus planes), sino en el papel de líder que quiere asumir. "Quiero que otros productores se unan a mí para que, juntos, podamos situar al Líbano en el mapa europeo como el socio ideal de la uva. Nuestros puntos fuertes son claros: una calidad excepcional y una ventana de comercialización única de octubre a diciembre".
Fadi Sarkis ha plantado muchas Crimson sin semillas para el mercado europeo.
Primera parada: Países Bajos
Fadi fundó la empresa de cultivo y exportación Natagri en 2015, con grandes conocimientos sobre las preferencias europeas en cuanto a variedades, experiencia del consumidor, envasado, LMR y todo tipo de especificaciones. "Invertí mucho en cumplir todos esos requisitos, prestando especial atención a la gestión del cultivo. Esa es y será siempre la base. Me costó tiempo, esfuerzo y, aun así, bastante dinero, porque en el Líbano no se pueden conseguir los insumos necesarios. Pero el mercado europeo merece la pena con creces. Está razonablemente cerca, es grande, está bien estructurado, es ético y tiene una demanda interesante en los tres últimos meses del año", afirma.
Uvas envasadas en bandejas de 500 gramos.
En 2017, Fadi envió su primer cargamento de uvas a Holanda
Desde entonces, ha añadido el Reino Unido y, a través de los Países Bajos, Polonia, Dinamarca y Noruega. "La mayoría de las exportaciones pasan por el puerto de Róterdam. Es la forma más rentable económicamente. El puerto de Koper (Eslovenia) es el doble de rápido (nueve días, seis en barco y tres por carretera), pero es más una solución de emergencia para pedidos adicionales y cosas así". Los que exportan a Kenia desde el Líbano pueden contar con 30 días, y a Singapur y Malasia, también dos destinos habituales, con 20 días sin transbordo. Nosotros preferimos Europa".
La unión hace la fuerza
Fadi comprende que otros productores y exportadores opten por exportar sobre todo a los Estados del Golfo y, en menor medida, a Asia. Tras el cierre del mercado saudí, pueden vender allí sin problemas sus variedades libres, aunque en la mayoría de los casos no directamente, sino a comisión. Aun así, intenta, como "centro de servicios", vincular a otros productores con él. Juntos pueden ser más fuertes en el lucrativo mercado europeo.
Posibilidades ilimitadas de expansión del cultivo de la uva en el valle de la Becá.
"En el Líbano no existe la cultura de la asociación a través de cooperativas. Sospecho que hay muy poca confianza mutua. Eso es exactamente lo que estoy creando, aunque de forma privada. Quiero agrupar las unidades de cultivo para disfrutar de economías de escala desde el punto de vista operativo y por el lado de la oferta y la demanda. Por el lado de la demanda, con la compra de insumos; por el lado operativo, con la gestión centralizada de los cultivos, la garantía de calidad, el envasado, el transporte y la administración; y, por último, por el lado de la oferta, con un departamento conjunto de marketing y ventas", explica Fadi.
Crimson
Según el experto, los productores libaneses producen anualmente unas 130.000 toneladas de uva, de las que se exportan entre 20.000 y 30.000 toneladas. El consumo local es alto, pero casi ninguna variedad tiene derechos debido al escaso apoyo gubernamental en ese ámbito. "Ese es uno de nuestros mayores problemas. Yo apuesto por la Crimson, una variedad libre que va bien en el mercado europeo, sobre todo hacia finales de año, nuestro periodo álgido. No es la variedad más fácil de cultivar, y solo alcanza un rendimiento medio de 30 toneladas/hectárea, pero, en cuanto a ingresos, nunca decepciona".
Moderno centro de envasado.
Y eso, por supuesto, tiene mucha influencia en la calidad de la fruta. "En comparación con las uvas Crimson de los países vecinos, las libanesas tienen la ventaja de combinar la frescura con un sabor intenso. El tiempo fresco y seco que tenemos el privilegio de disfrutar durante todo el otoño, sobre todo en la zona de la Becá, con temperaturas nocturnas de 10-12 °C y de 30-35°C durante el día, hace que su cultivo y cosecha sean menos arriesgados. Las uvas pueden madurar con más calma y la gestión del cultivo es menos compleja. Hay una buena razón por la que, hace 3.000 años, los fenicios ya eran expertos viticultores", expresa Sarkis.
Por supuesto, hay serios competidores en este campo, como Egipto, Turquía e Irán, pero la experiencia histórica y el avance tecnológico del Líbano en el cultivo de la uva hacen que este pequeño país sea importante en la balanza exportadora internacional de la zona, según Fadi. "En cuanto a fruta de hueso son adversarios formidables. Y en trigo y patatas, donde Siria controla el mercado y fija el precio. Disponen de mucha más tierra y sus costes, incluida la mano de obra, son más bajos. Pero en cuanto a las uvas, nos enorgullece decir que podemos poner el listón bastante alto".
La horticultura necesita inversiones
Dada la calidad del producto, las ventas no son un problema. Los retos, según Fadi, se encuentran al principio de la cadena de suministro: faltan inversiones para elevar el fragmentado sector hortícola libanés a un nivel superior. Se necesita dinero para la implantación y ampliación de explotaciones, la selección de cultivos y variedades, las técnicas de cultivo, la postcosecha y las certificaciones. "No podemos contar con el apoyo del Gobierno ni siquiera para promocionar el producto en el extranjero. Y, hasta hace poco, los inversores privados locales estaban mucho más interesados en otros sectores económicos, como el turismo. Es algo comprensible, ya que, en nuestro sector, se tarda entre siete y ocho años en ver el retorno de la inversión", explica. "No todo el mundo quiere esperar tanto. Pero en el caso de la viticultura moderna, la rentabilidad después es muy alta, con una media del 30-60% y picos del 100% en los años buenos".
Fadi comparte que ese interés ha ido en aumento en los últimos cinco años. Aun así, muchos inversores libaneses desconocen el sector y, por tanto, toman decisiones estratégicas incorrectas. "Parece que lo mejor es poner en marcha iniciativas uno mismo y luego entrar en asociaciones internacionales especializadas. Eso es lo que yo hago. Con el plan adecuado, seguro que puedes atraer inversiones. Solo tienes que saber qué cultivo y qué variedad quieres producir. Necesitas un cierto volumen, tu organización y gestión del cultivo deben estar listas, y debes tener un mercado en mente. Y no hay que olvidar las certificaciones necesarias, como GlobalGAP, GRASP, Smeta y BRC. Una vez hechos los deberes, estás en condiciones de buscar socios. Al fin y al cabo, el Líbano tiene un potencial ilimitado", concluye.
En ese sentido, Fadi está encantado con los proyectos de USAID (que animan a productores e inversores a modernizar el cultivo) y con la ayuda del CBI para abrir oportunidades de comercialización. Eso incluye exponer en ferias importantes, como la de Madrid a principios de octubre, donde Natagri estará presente en el pabellón del Líbano (pabellón 1, stand 1C10).
Para más información:
Fadi Sarkis (CEO)
Natagri
2 Park Avenue
Beirut Central District (Libanon)
Móvil: +961 3 495 346
Tel.: +961 8 542 332
fadi.sarkis@natagri.co