Los productores de limón del valle del Guadalhorce, en Málaga, realizaron una protesta ayer en la capital regalando simbólicamente 3.000 kilos de limón en la calle, con la que querían visibilizar la difícil situación que atraviesan, con contratos que, como denuncian desde UPA Málaga, ofrecen precios por debajo de los costes de producción, incumpliendo la Ley de la Cadena Alimentaria.

“Estando el coste de producción por kilo en unos 35 céntimos, tenemos constancia de que se han estado comprando limones por 20 y 15 céntimos; y eso el que ha tenido suerte”, explica Francisco Moscoso, secretario general de la organización agraria en Málaga. “Mientras la distribución vende esos mismos limones al consumidor a entre 1,90 y 2,10 euros el kilo”.
“Es cierto que la cosecha este año ha aumentado, pero eso no es motivo para estos precios ruinosos y para que haya campos enteros que se estén quedando sin cosechar. Porque mientras tanto está entrando producto de terceros países, y mucho más barato que el nuestro, ya que ha sido cultivado con una mano de obra mucho más barata y sin cumplir los mismos requisitos fitosanitarios que tenemos que cumplir nosotros”.
“Sabemos que todas las campañas tienen dientes de sierra en los precios, pero este año está siendo catastrófico para los productores del Guadalhorce”, afirma Francisco. “Además, vemos cómo los fondos de inversión, al igual que invierten en el ladrillo, han visto una oportunidad en la agricultura y están invirtiendo en grandes plantaciones apoderándose del mercado”. En este contexto, prosigue Francisco Moscoso, “los pequeños y medianos agricultores son los que van a llevarse la peor parte”.
“Hay comerciales que están aprovechándose del agricultor en este momento”
Uno de esos agricultores del Guadalhorce, productor de limón ecológico, es Sebastián Ramos. “Por suerte, yo he podido salvar la campaña, pero hay compañeros que se han quedado con el 100% de la fruta en sus campos, sin comprador. Estamos hablando de millones de kilos”, remarca. “También tengo constancia de agricultores que, viéndose en el límite, han vendido sus limones hasta a 8 céntimos el kilo”.
“Hay comerciales que están aprovechándose del agricultor en este momento, y hay quienes aceptan porque tienen toda la producción aún encima. Un precio así es vergonzoso”.
“Y el consumidor es el que paga, porque para él todo siempre está más caro. Además, cuando compran el producto ecológico en los grandes comercios de aquí por 2 euros el kilo, no saben que están comprando un limón que, aunque es muy bueno, es el que cogemos de segunda. El limón de primera calidad va todo a exportación. Y en países como Reino Unido o en el norte de Europa, los limones se venden por piezas”, recuerda Sebastián. “Para mí, igual que es un engaño que nos paguen 8 céntimos por kilo, es un engaño que un consumidor allí pague 50 céntimos o más por un solo limón, por muy ecológico que sea”.

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