Un horticultor de Nueva Gales del Sur se dio cuenta de que en su limonero había limones a los que se les había arrancado la piel cuidadosamente sin dañar la fruta, y en las redes sociales se ha abierto un debate en busca del culpable. Los expertos apuntan a las ratas como probables responsables, dadas las marcas de mordiscos. También se ha pensado en que podrían haber sido zarigüeyas y cacatúas, pero los expertos señalan que sus hábitos alimentarios son diferentes. Podrían haber sido algunas ratas autóctonas, posiblemente en peligro de extinción, lo que subraya la necesidad de llevar a cabo una protección de los cultivos que no dañe la fauna salvaje.