A poco más de un mes para el inicio de la recolección de kaki en España, las previsiones de cosecha son de momento positivas en cuanto a rendimientos y calidad, con un potencial productivo de alrededor de 340.000 toneladas. El cultivo de kaki se enfrenta a costos cada vez mayores, principalmente por la lucha contra las crecientes plagas, lidiando, a la vez, con una sequía que se está prolongando demasiado.
"A fecha de hoy, podemos decir que tendremos unos rendimientos normales y buena calidad del fruto gracias a que no ha habido incidencias por pedriscos u otros fenómenos climáticos adversos", cuenta Pascual Prats, presidente de la Asociación Española del Kaki. "No obstante, todavía es pronto y, como viene ocurriendo en las últimas campañas, las plagas podrían mermar aún la producción de aquí al inicio de cosecha".
Y es que, de acuerdo con Prats, el kaki necesita cada vez de mayores tratamientos que están encareciendo mucho el cultivo. "El kaki se ha convertido en un cultivo muy complicado y profesional, con costes cada vez más altos. Estamos hablando de una necesidad de entre 7 y 12 tratamientos por temporada, muy caros y con poca efectividad debido a las limitaciones de materias activas impuestas desde la UE y para lo cual lamentamos el poco apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Contando todos los insumos, los costes ascienden a unos 6.000 € por hectárea".
Por otra parte, la sequía puede afectar al calibre del fruto si no llueve a tiempo, antes de la cosecha, especialmente en las zonas con mayor escasez de agua. Es por eso por lo que está habiendo muchos aclareos en campo, en general. Pascual Prats advierte además que, "de momento, podemos solventar una nueva campaña con pocas lluvias, pero si se mantuviese esta situación en la próxima campaña, los efectos podrían ser desastrosos".
Las pocas operaciones comerciales, previas al inicio de la cosecha, están cerrándose a unos 0,45 € el kilo en los comercios privados, siendo "precios razonables", de acuerdo con el presidente de la Asociación del Kaki. "Aquellas campañas con superproducción ya son cosa del pasado, ya que además de verse mermada la producción en los últimos años, se han ido arrancando plantaciones por la falta de rentabilidad y afectaciones por plagas, haciendo que muchos vuelvan incluso a plantar cítricos", recuerda.
Recién se han cumplido 10 años del veto ruso, que en su momento afectó sustancialmente a la exportación española de kaki, que encontraba en Rusia un buen mercado para la fruta de calidad más estándar. Durante estos años, algunos exportadores han seguido accediendo indirectamente al mercado ruso a través de Bielorrusia o Polonia, pero estas operaciones ya son testimoniales, puesto que la caída del rublo a causa del conflicto lo convierten en un mercado poco interesante y con un futuro poco prometedor. Además, de acuerdo con Pascual Prats, países más cercanos a Rusia como son Azerbaiyán, Kazajistán y Turquía, están aumentando poco a poco sus producciones de kaki.
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