Otro año intenso para los productores de melón. Tras una quincena de julio especialmente difícil, la situación parece haberse calmado este mes de agosto.
"Hemos sufrido las inclemencias del tiempo en primavera y a principios de verano, lo que ha repercutido en el cuajado de los frutos y en los rendimientos, que han sido muy inferiores a los del año pasado", informa Joël Boyer, de la empresa que lleva su apellido. Unas malas condiciones meteorológicas que han provocado el retraso de las cosechas en las tres regiones productoras. Una situación que, a priori, podría haberse traducido en buenos resultados comerciales, si bien no ha sido así. "Hasta el regreso del buen tiempo, los productores sufrieron especialmente, sobre todo en torno al 14 de julio, cuando nos vimos obligados a vender a precios incluso inferiores a los de 2019, teniendo en cuenta que los costes de producción habían aumentado un 30% de media. A pesar del mal tiempo, seguía habiendo consumo, pero algunos aprovecharon la situación para hacer bajar los precios, lo que nos llevó a vender con pérdidas. No podemos seguir así, es simplemente vergonzoso, y no es sostenible ni para los productores ni para el sector".
Afortunadamente, la situación no ha durado y el mercado se ha recuperado. "Como las plantas han sufrido tanto, estamos escasos de oferta frente a una demanda boyante por la llegada del buen tiempo. Las temperaturas estivales están impulsando el consumo y hemos podido volver a unos precios rentables para los productores. En el sureste del país ya está disminuyendo la producción y seguiremos viendo volúmenes bajos en el suroeste y el centro-oeste. Pese a las borrascas, el tiempo debería mejorar pronto y seguir siendo favorable al consumo, así que tengo bastante confianza para el resto de la temporada".
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Joël Boyer
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