A excepción de periodos estivales suaves que favorecen la pronta instalación de ácaros del género Eutetranychus sobre el cultivo de los cítricos, es a finales del verano o principios del otoño cuando comienzan a observarse los mayores daños de esta plaga sobre hojas y frutos. Aproximándose el cultivo a dicho momento, y teniendo en cuenta que la horquilla óptima de temperatura para el desarrollo tanto del ácaro de Texas (E. banksi) (denominado en Huelva araña parda o portuguesa) como para el del ácaro oriental (E. orientalis) está entre los 28 y 31 °C junto a una humedad relativa moderada, se informa que:
Las cálidas, que no calurosas, temperaturas registradas durante el mes de junio y primera mitad de julio contribuyeron al desarrollo y expansión de la plaga en el cultivo. En parcelas con un historial importante de daños por esta plaga se realizaron tratamientos acaricidas para su control poblacional que, junto a las temperaturas calurosas registradas en la segunda quincena de julio y principios de agosto, lograron frenar su avance.
Sin embargo, el aumento de su incidencia durante esta segunda quincena de agosto, especialmente en la provincia de Huelva hasta casi un 9% de hojas con formas móviles, hace pensar que la presión de este ácaro está siendo alta.
Se prevé, por tanto, un escenario en el que, cuando las temperaturas máximas se mantengan por debajo de los 35 °C y suba la humedad relativa, las poblaciones de Eutetranychus spp. aumenten significativamente, sobre todo en las zonas/provincias litorales.
Por ello, se recomienda no bajar la guardia con esta plaga una vez que: por su rápida multiplicación, su presencia en hojas puede aumentar hasta colonizar en pocos días la mayor parte del árbol, siendo muy probable que se produzcan resistencias a los acaricidas más frecuentemente utilizados, teniéndose que alternar el uso de distintas materias activas y modos de acción.
Los síntomas causados por Eutetranychus spp. son muy similares a los producidos por el ácaro rojo (Panonychus citri): plateado de las hojas y frutos. Según la intensidad del ataque y otros factores como estrés hídrico y vientos secos, puede provocar una caída importante de hojas. El fruto, en el envero, puede tomar una tonalidad mate.
En general, de cara a tomar cualquier decisión sobre el control químico de ácaros, es recomendable cuantificar previamente los niveles de fauna auxiliar y utilizar aquellos formulados más compatibles con esta.
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