En Rorschach (Suiza), la continua frustración por los fuertes ruidos provocados por los aficionados al motor ha llevado a un vecino a actuar como justiciero arrojando fruta y verdura podrida a los vehículos. Estos ataques han provocado un debate en la ciudad. La policía cantonal de San Gall está al corriente de la situación y está investigando. El alcalde de la ciudad, en su empeño por controlar el problema del ruido, ha propuesto utilizar cámaras especiales para vigilar y abordar la cuestión, pero la tensión no se relaja.
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