El cultivo de pitaya se ha popularizado en España, creciendo significativamente en los últimos años en zonas como Murcia y Alicante, donde cada vez más hectáreas conviven con los cultivos de la huerta tradicional de la Región.
"Estamos ahora mismo en plena campaña de pitaya. En mi caso, la producción se ha visto reducida por un problema que tuve en las ventilaciones de mi invernadero en primavera. Un día de calor muy intenso no funcionó el control climático por un corte de luz general, lo que provocó que no se abriesen las ventilaciones y se estropeasen gran cantidad de plantas, y eso ha hecho que en este momento lleve entre 2.000 y 3.000 kilos menos que el año pasado", explica José Manuel Rodríguez Pastor, gerente de Rosa Pitaya.
"Este ha sido un problema puntual en la producción, pero lo que sí se puede notar es que los precios de la pitaya, después de estos años en los que se ha plantado muchísima, han bajado. Quien tiene la capacidad de producir muchos kilos y de hacer exportación puede tener mejores rendimientos; pero en el mercado nacional y con plantaciones pequeñas o medianas la cosa es diferente. Ahora en septiembre los precios han subido algo más hasta los 3,5-4 €/kg para los calibres más comerciales, pero en agosto han estado entre 1 y 2 €/kg kilo a la venta en mayoristas".
"La producción de pitaya viene por oleadas que corresponden a las diferentes floraciones; y en todas las zonas de producción la recolección van más o menos a la vez, por lo que cuando sale una oleada de fruta, todo el mundo intenta vender su cosecha y bajan los precios, como ocurrió en agosto", explica José Manuel.
"La pitaya aún sigue siendo rentable", remarca, "pero conlleva un trabajo muy grande y muchas horas de trabajo, que muchas veces no queremos reconocer. Sin invernadero ni tener que polinizar a mano, la campaña pasada vendí las mandarinas de mi finca a 1,20 euros. Mientras que con la pitaya tienes que recoger el polen, polinizar, quitar retallos 'chupones', cosechar, limpiar la fruta y envasarla; para la mandarina vinieron a recolectar la fruta y se la llevaron sin que supusiera un trabajo para mí".
"Sin embargo, es lógico que la gente pruebe cultivos alternativos a los que se han estado haciendo tradicionalmente aquí en Murcia y Alicante. Con las mandarinas, y con los cítricos en general, estamos expuestos al pedrisco y a las plagas como la cochinilla, que está haciendo muchos estragos y que yo mismo he sufrido este año; las mandarinas, en concreto, por más precio o por menos, siempre se venden, pero como hemos visto esta campaña con el limón, no ocurre así para todos los cítricos".
"Este año ha sido un desastre. He visto vecinos de mi finca arrancando bancales enteros con árboles cargados de limón sin recolectar, y ha habido agricultores que no solo no han ganado nada, sino que han tenido que pagar para que quitaran la fruta de los árboles y se la llevaran".
"Este año en el que he tenido problemas con la pitaya por el tema del invernadero, me he llegado a plantear si me merecía la pena seguir ampliando producción. Yo tengo 60 años y ya estoy cerca de la jubilación, pero viendo la situación que están viviendo otros agricultores de mi zona, me planteo no solo qué debo cultivar, sino qué pasará cuando todos los agricultores que aún quedamos soportando años en los que el pedrisco se lo lleva todo, años en los que por un problema nos quedamos sin fruta, o años en los que el mercado no paga a los agricultores en origen pero sigue manteniendo sus precios a los consumidores, ya no estemos".
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Rosa Pitaya
Alicante, España
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