En 2022, un vino moldavo ganó la Gran Medalla de Oro en la categoría de vinos tintos del prestigioso Concours Mondial Bruxelles. Y donde hay buen vino, crecen buenas uvas. La fruticultura de Moldavia no es muy conocida –tampoco lo es el propio país–, aunque sus manzanas, frutas de hueso, cerezas y uvas son de primera calidad.
Así pues, ya es hora de dar a conocer el sector hortofrutícola moldavo. A lo largo del próximo mes publicaremos una quincena de artículos en los que principalmente fruticultores y transformadores compartirán sus historias. Prometemos algunas impresiones interesantes recogidas en una gira realizada la semana anterior al diluvio que azotó Europa central.
Pero antes, en este artículo y en el siguiente, compartiremos información general sobre el país, los últimos acontecimientos políticos y algunos datos y cifras sobre el cultivo y la venta de frutas y hortalizas en Moldavia en los últimos años.
Entre Ucrania y Rumanía
La República de Moldavia limita al norte y al oeste con Rumanía y al sur y al este con Ucrania, y por poco no tiene acceso al mar Negro. El país, apenas mayor que Bélgica y con una población de unos 2,6 millones de habitantes –frente a los 4,4 millones de hace 30 años–, tiene la renta per cápita más baja de toda Europa. En la capital, Chisinau, vive casi un tercio de los moldavos. Hasta 1991, Moldavia formó parte de la Unión Soviética.
El norte es montañoso, y el país tiene un clima continental templado, con veranos calurosos e inviernos fríos. Su suelo es muy fértil. La mayoría de sus habitantes habla rumano; son menos los que hablan ucraniano, ruso o búlgaro.
El embargo ruso
Dado que las exportaciones dependen en gran medida de las infraestructuras viarias y portuarias de Ucrania, la guerra en ese país ha provocado un fuerte descenso de las exportaciones moldavas de fruta, puesto que Moldavia ha visto completamente bloqueado el acceso a sus principales mercados, en particular Rusia. Las cifras de exportación de hortalizas del país son casi inexistentes.
"Solíamos exportar alrededor del 95% de nuestras manzanas a Rusia. Sin embargo, en el primer semestre de 2022, esa cifra se redujo –por razones obvias– al 70%", declaró Vladimir Bolea, ministro de Agricultura de Moldavia, a principios de agosto de 2022. A finales de ese mes, Rusia impuso un embargo. Oficialmente, las frutas y hortalizas de Moldavia ya no tenían acceso al mercado ruso. Ese veto sigue vigente.
Europa abraza a Moldavia
El embargo se aplicó bajo el pretexto de "problemas fitosanitarios", pero tenía una clara motivación política por los intentos de Moldavia de acercarse a Occidente. Un mes antes, la UE había decidido duplicar durante un año los contingentes libres de aranceles para la importación de siete productos moldavos (manzanas, uvas, ciruelas, cerezas, tomates, ajo y zumo de uva). Otros productos hortícolas ya podían exportarse ilimitadamente y sin aranceles a la Unión Europea.
Moldavia, cuya parte de la población y los partidos políticos del Gobierno de entonces y del actual buscan el acercamiento a la UE, ha sido tradicionalmente un gran productor de fruta, si bien su mercado nacional es minúsculo. Por ello, el país necesitaba ayuda cuando el mercado ruso se desplomó repentinamente. En julio de 2023, la Unión Europea aprobó la importación libre de aranceles de todas las frutas y hortalizas moldavas, medida que se prorrogó un año más hace dos meses. La UE y Moldavia también tienen un acuerdo de transporte por carretera desde finales de junio de 2022, válido provisionalmente hasta finales de 2025.
El 31 de julio de 2023, también el Reino Unido también suprimió todos los aranceles a los productos agrícolas y hortícolas procedentes de Moldavia, y recientemente esta medida se ha prorrogado cinco años, hasta finales de julio de 2029. Desde entonces, las exportaciones moldavas al Reino Unido, sobre todo de ciruelas, uvas, manzanas y cerezas, han aumentado considerablemente.
Miembro candidato de la UE
En junio de 2022, los líderes de los gobiernos europeos declararon a Moldavia y Ucrania candidatos a la adhesión a la UE. Tanto Chisinau como Kiev lo solicitaron al día siguiente de la invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, y las negociaciones comenzaron en junio de ese año. Esto implica, de facto, la adopción de toda la legislación de la Unión Europea por parte del país candidato. Estas conversaciones se prolongan años –hasta 15– y abarcan profundas reformas, incluso en los ámbitos de la independencia judicial, la sociedad democrática, la libertad de prensa y la lucha contra la corrupción.
El mensaje enviado a Moscú es claro: la UE quiere la adhesión de Ucrania y Moldavia. Al menos, la mayoría de los países lo quieren. Hungría, por ejemplo, es menos entusiasta, y en otros lugares también se oyen voces críticas.
Elecciones y referéndum
Este otoño, el 20 de octubre, Moldavia celebrará elecciones presidenciales y un referéndum sobre su adhesión a la Unión Europea. La actual presidenta, Maia Sandu, que está a favor de la UE, espera conseguir un segundo mandato. Sin embargo, se enfrenta a la oposición de candidatos euroescépticos y partidarios de Rusia. También se teme que Rusia intente influir en las elecciones mediante campañas de desinformación, propaganda en internet y protestas callejeras.
Otro factor desestabilizador en relación con las elecciones es que, a finales de febrero, el parlamento de Transnistria, una franja de tierra encajada entre Ucrania y Moldavia y un Estado no reconocido en la esfera de influencia rusa, pidió protección a Moscú. No se puede descartar que Moscú orquestara de algún modo esta petición. En el territorio de Transnistria, en situación de conflicto con Moldavia desde 1992, hay apostadas 1.500 "tropas de mantenimiento de la paz" rusas. Gagaúzia, una pequeña región autónoma del sur del país, siguió el ejemplo de Transnistria y también pidió protección. En abril, Rusia abrió su mercado a las frutas y hortalizas cultivadas en esa región. Transnistria nunca ha estado sometida al embargo ruso.
Juventud ambiciosa
Moldavia, especialmente su capital, se moderniza a gran velocidad. Pero incluso en las aldeas rurales, de donde algunos se han marchado en los últimos años en busca de trabajo en otros lugares de Europa, un grupo de personas, entre ellas jóvenes empresarios, sigue siendo resistente. Han demostrado una firme voluntad de reconstruir un país que sigue lastrado en parte por los planes y estructuras de la era soviética. Y aunque las cosas van deprisa, es un ritmo todavía muy lento para muchos jóvenes.
También en el sector hortofrutícola se pide a gritos que se eliminen cuanto antes todos los trámites burocráticos para crear un entorno empresarial. El sector tiene la mirada puesta en Europa y las cosas no van tan rápido como desearía. Si el próximo Gobierno es favorable a la UE, se le instará a que ponga en marcha de inmediato sus ambiciosos planes. El país recibe subvenciones tanto de la Unión Europea como de Estados Unidos, y los moldavos que trabajan en el extranjero envían dinero a sus familias en Moldavia, lo cual podría ser de gran ayuda.
Y las cosas pueden evolucionar deprisa, algo de lo que puede dar fe un país como Polonia. Hace veinticinco años, muchos polacos aún buscaban refugio en empresas de Europa occidental; su regreso hace tiempo que ha comenzado, y los polacos han visto cómo su poder adquisitivo se duplicaba con creces. Moldavia, vistos los recientes avances tecnológicos, debería avanzar todavía rápido.
Moldavia, el sabor marca la diferencia
La fruta moldava puede ser una magnífica baza para el mercado europeo. Es deliciosa, algo que el sector destaca en su logotipo: "Moldavia, el sabor marca la diferencia". ¿Lo único que falta? Un impulso acelerado de modernización, tanto en el cultivo como en las instalaciones de envasado. Y es algo que ya ha empezado, como contaremos en próximos artículos. Las empresas jóvenes están tomando la delantera y son muy conscientes de que, con las variedades, las técnicas de cultivo, las líneas de selección, las envasadoras y el marketing adecuados, las puertas de Europa se irán abriendo poco a poco. En cuanto al transporte, hay que saber que Moldavia está 100 km más cerca de la cuenca del Ruhr (Alemania) que Almería (España) o Sicilia (Italia).