Una tormenta de granizo sin precedentes ha dejado un rastro de destrucción en los cultivos de mandarinas y naranjas en Villa del Rosario, Entre Ríos, conocido como "el pueblo de las mandarinas". Los productores citrícolas de la zona, que ya enfrentaban un año complicado, se vieron sorprendidos por el tamaño del granizo. "El granizo agarró la fruta muy madura. Hay mucha mandarina con cáscara blanda y sensible, y estos granizos enormes, algunos del tamaño de pelotas de tenis, nos trilló la fruta", según Marcos Dal Mazo, de la Asociación de Citricultores de Villa del Rosario.
Marcos Dal Mazo, de la Asociación de Citricultores de Villa del Rosario, describió el impacto como devastador, con una pérdida significativa en una región que representa una porción importante de la producción citrícola de Entre Ríos y del país. Aproximadamente 400 productores, que gestionan alrededor de 5.000 hectáreas, han visto cómo cerca de 150 millones de kilos de fruta resultaron afectados por este fenómeno meteorológico extremo.
La tormenta afectó a varias localidades, desde el río Uruguay hasta La Paz, con un segundo golpe a las 9 de la mañana que resultó letal para los cultivos. La naranja verano, última variedad del año, y la mandarina Murcott, la más abundante en esta época, fueron las más perjudicadas. A pesar de la excelente calidad y madurez de la fruta, lista para su comercialización, la mayoría terminará en el suelo, con daños que se harán más evidentes en los próximos días.
Este desastre agrícola llega en un momento particularmente difícil para los productores, que ya habían experimentado pérdidas significativas a mediados de año debido a la falta de compradores y precios insuficientes para cubrir los costos de producción. Aunque la situación había comenzado a mejorar gracias a una reducción en la oferta de fruta y un aumento en las exportaciones, especialmente hacia Brasil y Paraguay, esta tormenta representa un duro golpe para la recuperación del sector.
Los funcionarios del gobierno de Entre Ríos planean visitar la zona para evaluar los daños y determinar los pasos a seguir para apoyar a los productores afectados. Mientras tanto, la comunidad agrícola local se enfrenta al desafío de recuperarse de esta catástrofe natural, con la esperanza de que medidas de apoyo y una mejor planificación puedan mitigar el impacto de eventos similares en el futuro.
Fuente: lanacion.com.ar