En la sección de frutas y verduras de la tienda Leclerc de Drumettaz (Auvernia-Ródano-Alpes), dirigida por Benjamin Genovese, se encuentra la última incorporación a la familia de los cítricos: la mandarina Banzzaï, que se suma a las ya famosas naranja Newhall y mandarina sanguina de Sicilia. Del tamaño de una naranja, la Banzzaï es el resultado de múltiples cruces entre una satsuma, un pomelo y una naranja. Creada en Japón en los años 70, es desarrollada y producida en la Comunidad Valenciana por el grupo español AM Fresh (Genesis Innovation). Llegó al mercado europeo en 2020, pero todavía es una gran desconocida para los consumidores.
© E.Leclerc Drumettaz
"Un producto visualmente atractivo con un sabor excelente"
La mandarina Banzzaï está en los lineales desde principios de enero. "Es el primer año que la ofrezco", explica Benjamin Genovese, un profesional apasionado que busca constantemente nuevos productos para dar vida a su sección de frutas y verduras. "Muchas tiendas siguen siendo clásicas en su elección de cítricos. En lo que a mí respecta, siempre estoy a la búsqueda de productos inusuales, y con Banzzaï tenemos un producto que es a la vez visualmente atractivo y de excelente sabor". Mientras que algunos cítricos pueden decepcionar a lo largo de la temporada "por falta de consistencia en la calidad", Banzzaï parece ser una excepción. "Con su alto contenido de azúcar y su jugosidad (ideal también para hacer zumo) y su facilidad de pelado", Banzzai es un éxito entre los consumidores. De hecho, en 2020, este cítrico obtuvo el premio Superior Taste Award del Instituto Internacional del Sabor (iTQi) por su sabor superior. "No hemos recibido más que buenos comentarios. Los clientes están encantados de descubrir un nuevo producto que llama tanto la atención que no saben si están probando una clementina, una mandarina o una naranja. Cuanta más gente lo prueba, ¡más se vende! Estoy convencido de que se convertirá rápidamente en un producto imprescindible".
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Consumidores dispuestos a pagar por la novedad
En estos tiempos inflacionistas, en los que el precio se ha convertido en el primer criterio de compra, algunos productos funcionan muy bien. "No cabe duda de que los clientes buscan el precio justo, pero me he dado cuenta de que cuando se trata de productos nuevos y de calidad, el criterio del precio pasa a un segundo plano. Este verano, por ejemplo, ofrecimos uvas fresa y uvas algodón de azúcar, y a pesar de los precios relativamente altos, las ventas fueron muy dinámicas. Los clientes compran porque quieren darse un capricho y, sobre todo, quieren algo para su paladar". Para las fiestas, Benjamin Genovese jugó la carta de las rarezas exóticas con el salak (fruto de una pequeña palmera muy extendida en el sudeste asiático y reconocible por sus "escamas de serpiente") y el longán, también a precios muy elevados, "y también en este caso las ventas fueron muy rápidas". El precio de la mandarina Banzzaï la convierte en un muy buen compromiso, ya que es relativamente asequible. Actualmente, la vendo a 3,95 €/kg, más cara que la clementina con hoja portuguesa y la Clemenvilla, pero al mismo precio que las mandarinas sanguinas y Orri".
Salak, longan y piña Bouteille/© E.Leclerc Drumettaz
"Nuestro trabajo es innovar"
"Cada temporada intento encontrar productos excepcionales, porque nuestro trabajo también consiste en inventar, innovar y asumir riesgos", afirma Benjamin Genovese. "Quiero encontrar productos que se salgan de lo común y que atraigan a los clientes. Es fácil vender fruta y verdura todos los días en un supermercado. Mi reto es atraer a la gente que no come fruta ni verdura, o que las come poco". Y para convencer a los más indecisos, Benjamin recurre a expositores y degustaciones. "Destaco cada nuevo producto, ya sea dándole más espacio en el lineal o colocándolo en la parte superior de la estantería. Quiero que los clientes entren en mi pasillo por curiosidad". Para los nuevos productos, las degustaciones son decisivas, porque cuando el producto es de buena calidad, los clientes vuelven".
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