El tomate Amela, originario de Japón, se cultiva fuera de la isla asiática únicamente en una pequeña finca de 2,2 hectáreas de la cooperativa La Palma, ubicada en Carchuna, al sur de Motril, Granada. Desde allí, su limitada producción se exporta principalmente a Europa, y la cantidad que en España comienza a ser demandada por chefs de todo el país.
Una característica distintiva del tomate Amela es su alto contenido de azúcar, medido en grados Brix, que supera al de las variedades habituales en el supermercado. Gustavo Muelas, responsable del cultivo en España, afirma que el tomate debe tener un mínimo del 8% de Brix para garantizar su sabor.
El tomate Amela lo desarrolló en los años 90 en la prefectura de Shizouka, Japón, el agricultor Masa Inayoshi, quien buscaba un fruto con un sabor dulce intenso. En 2015, su hijo Kota Inayoshi se formó en la cooperativa La Palma, lo que llevó a una colaboración para cultivar el tomate en la Costa Tropical granadina. La primera cosecha tuvo lugar en el otoño de 2018, y actualmente la producción anual es de unos 130.000 kilos.
La ingeniera técnica Cecilia Rodríguez destaca el desafío de adaptar el cultivo al clima de Granada, diferente al de Japón. Los invernaderos de última generación están automatizados y equipados con sensores para mantener constantes la temperatura y la humedad. Shoma Otaki, que lleva cuatro años cultivando en Granada, señala que se busca mantener los frutos pequeños para concentrar el sabor, y destaca la importancia del sistema de riego, cuya fórmula está patentada y no se puede ni fotografiar.
La producción de la cooperativa La Palma está disponible durante todo el año. Del total anual, el 80% se exporta a Europa, principalmente a Suiza, Alemania, Francia y Reino Unido, mientras que el 20% restante se consume en España.
Fuente: elpais.com