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Argentina

En "el pueblo de las mandarinas", los productores vuelven a trabajar a pérdidas

En el corazón citrícola de Entre Ríos, donde se cultiva uno de los mayores volúmenes de mandarinas del país, los productores enfrentan una campaña marcada por pérdidas. En Villa del Rosario, conocida como "El pueblo de las mandarinas", los precios quedaron por debajo de los costos, y muchos productores no lograron recuperar lo invertido. La sobreoferta, el aumento de los insumos y la caída del consumo interno han generado incertidumbre sobre el futuro de la actividad.

"Desde principios de año arrancamos con un panorama bastante complicado y, hasta hoy, los mercados no se recuperaron", indicó Marcos Dal Mazo, presidente de la Asociación de Citricultores de Villa del Rosario. En esta región se producen anualmente unos 150 millones de kilos de cítricos, principalmente mandarinas y naranjas, en unas 5.000 hectáreas trabajadas por cerca de 400 productores. El 70% de esa producción se destinó al mercado interno, pero la demanda no alcanzó la oferta.

Dal Mazo explicó que este año hubo un exceso de cítricos, un 30% o 40% más que otros años, mientras que el mercado se redujo un 40% o 50%. Esto provocó una caída de los precios en planta. Por ejemplo, la naranja de frío, que se almacena para venderse fuera de temporada, tuvo un costo de $350 por kilo, pero se vende a $200 o $100, resultando en pérdidas para los productores.

La reducción de costos llevó a menos inversión y cuidados en las plantaciones, lo que trajo enfermedades como la mosca de los frutos. También se limitó la preparación de la próxima campaña, poniendo en riesgo la continuidad del ciclo productivo. La campaña citrícola comenzó con la cosecha de mandarinas en octubre y noviembre, seguida de naranjas, y actualmente se recolectan nuevas variedades como la Salustiana y la Navel.

En cuanto a los costos, la citricultura es una actividad manual, y aunque la mano de obra no es cara, el bajo precio del producto hace imposible pagarla. Además, el año seco incrementó el costo de la electricidad para riego. Las mandarinas requirieron más cuidados que las naranjas, lo que llevó a algunos productores a cambiar hacia la naranja, que tuvo más salida en la industria.

La crisis afecta a toda la región, ya que la citricultura es el motor económico del norte entrerriano. Villa del Rosario, Chajarí y Santa Ana dependen casi exclusivamente de esta actividad. "Cuando cae la producción o bajan los precios, se siente en todos lados: en los negocios, en los talleres, en las ventas de herramientas", concluyó Dal Mazo.

Fuente: lanacion.com.ar